El viento que ayer soplaba fuerte, y a nuestro favor, se ha convertido hoy en una ligera brisa que viene del oeste. El equipo descansa en las tiendas de campaña del Trineo de Viento, pero debe estar preparado 12 horas al día, para que de este modo, en dos turnos, podamos llegar a desplazarnos con el viento las 24 horas del día.
El silencio es total en el plateau de Groenlandia, el único ruido perceptible es el del hornillo con el que derretimos la nieve: una acción fundamental para tener siempre agua fresca y caliente disponible en el termo, y que ahora marca nuestros días. Disfrutamos del silencio, de esta inmensidad que nos rodea y que realmente tiene algo de sagrado. Ayer, como esperábamos, fue un buen día de viaje.
Navegando desde la una de la mañana hasta las cuatro de la tarde conseguimos recorrer 190 km, consiguiendo además realizar dos muestreos de nieve en un solo día. Con la travesía de ayer conseguimos bajar un poco la altitud, ahora estamos a unos 2400 metros y esto debería garantizarnos mejores condiciones de navegación. El camino aún es largo, pero todo parece ir bien; siguiendo, como siempre, el ritmo del viento.
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