Domo Fuji: 720.000 años de historia en hielo

Domo Fuji: 720.000 años de historia en hielo

El Domo Fuji, también llamado domo Valquiria, es un punto clave en la expedición Antártida Inexplorada 2018-2019, el lugar del retorno hacia la costa, el punto más alto que se alcanzará en esta aventura y el segundo más alto de la mesata antártica, con 3.81o metros de altitud. Es, además, uno de los 10  sitios más fríos de la Tierra. En Bussines Insider señalaban en noviembre pasado que las temperaturas caen en invierno por debajo de los 80ºC, pero se han llegado a registrar 93,2º bajo cero y la temperatura del aire media anual es de -54,3° C.  Además, apenas caen 25 milímetros de agua cada año y siempre en forma de cristales de hielo. Situado en la parte oriental de la Tierra de la Reina Maud,  Domo Fuji es una zona divisoria de hielos que lo convierten en un lugar especial, con más de 720.000 años de historia grabada en su hielo. Allí, Japón se animó a instalar una base científica, la Base Domo Fuji, pese a la complejidad que supone su suministro y mantenimiento. Y hacia allí se dirige el Trineo de Viento la semana que comienza.

La presencia de Japón en el interior de la Antártida se remonta 1912, con el primer explorador polar japonés, Nobu Shirase que, con el Kainan-maru, un pequeño barco de 204 pescadores, salió de Tokio en noviembre de 1910. Finalmente, en diciembre de 1911 llegaban al Mar de Ross, donde por cierto encontraron al Fram de la Expedición Noruega liderada por Roald Amundsen. Después de aquello, la primera expedición científica antártica japonesa (en sus siglas en inglés, JARE) no tendría lugar hasta 45 años después, en 1956. Esa campaña, construyeron la estación de Syowa con cuatro cabañas pequeñas y un generador de 20 kilovatios en la isla Ongul (Bahía de Lüszow-Holm). Fue su primera base antártica.  Después de aquello, uno de los grandes pasos hacia el interior antártico fue la travesía dirigida por Masayoshi Murayama hasta el Polo Sur, en 1968. Con cuatro vehículos de nieve y en 141 días, hicieron  5.182 kms. Aquello les animó a construir, en 1970, la primera estación interior «Mizuho» a unos 300 km de la costa, seguida en 1985 de una segunda estación interior, “Asuka”, a 630 kms de la de Syowa.  En 1995, por último, hicieron su cuarta estación científica, la de Domo Fuji.

Veinte años antes, en 1963-1964, una Expedición Antártica Soviética había ya cruzado la parte norte del domo F a una altura de más de 3.600 metros, si bien el domo no fue delineado con un sonar hasta unos trabajos realizados  entre 1967-1979. En principio, fue bautizado como Domo Valquiria en homenaje a las valquirias de la mitología nórdica, que llevaban a los soldados caídos en plena batalla al Valhalla, pero ahora es más conocido como Domo Fuji.

Tras su llegada, los científicos japoneses iniciaron un proyecto de perforación de núcleos de hielo,  para conocer la historia registrada en las burbujas de aire que hay en cada capa de nieve caída desde que comenzó a formarse, un aire que en fondo son cápsulas del tiempo. Es el mismo trabajo que realiza en Antártida Inexplorada el equipo del Trineo de Viento para la Universidad de Maine, pero a lo grande. La perforación extrajo un núcleo de 2.503 metros en la campaña de 1995, un registro que se remonta a 320.000 años. En 2006, una segunda perforación, llegó a más de tres kilómetros de profundidad, llegando a un hielo con 720,000 años de antigüedad. Inesperadamente, se comprobó que el fondo de hielo se derretía debido a la energía geotérmica del interior de la corteza terrestre y no pudo llegarse a las rocas del fondo, según un informe de la Universidad de CambridgeA través del análisis detallados, los glaciólogos japoneses identificaron ciclos climáticos de varias decenas de miles de años y hasta 100 años en escala, muy bien conservados en este núcleo de hielo.  

En la actualidad, para abrir la base Domo Fuji, cada temporada de verano austral hay que  llevar hasta el lugar alrededor de 1.100 toneladas de carga y combustible, incluyendo los suministros de apoyo a las operaciones antárticas, que parten desde las cercanías de la base Syowa. Es una travesía que se realiza con vehículos motorizados de nieve y que, debido a los sastrugi, les lleva unas tres semanas de viaje. 

En los últimos años, se ha señalado el medio ambiente del interior de la Antártida es muy adecuado para la observación astronómica, dado que es seco, y la comunidad astronómica japonesa ha identificado que su base en Domo Fuji es buena candidata para montar allí un futuro observatorio astronómico. También se están planteando nuevos proyectos científicos: intentar llegar al millón de años de historia de la Tierra en su hielo con nuevas perforaciones, observación en 3D de auroras australes, ciencia atmosférica en el vórtice polar, estudios sobre lagos subglaciales para explorar microorganismos desconocidos, estudios de microbiología en condiciones extremas relacionadas con la circulación global de microbios… De momento, se mantienen las bases meteorológicas y sobre glaciología existentes y otros trabajos puntuales.

Este año, la base ya ha sido visitada por el equipo del doctor Kenji Kawamura, del Instituto Nacional de Investigación Polar de Japón. Su expedición motorizada llegó al lugar el 7 de diciembre y realizó varias salidas para recabar datos en unos 100 kms2 en torno al lugar. Pero han dejado la base a comienzos de enero, por lo que cuando lleguen los expedicionarios españoles del Trineo de Viento se encontrarán la instalación cerrada. «Para nosotros es un enorme reto llegar hasta allí, pese a las dificultades, porque es una de las zonas más arriesgadas para el Trineo de Viento de todo el continente y si conseguimos alcanzar este punto, está claro que vamos a lograr cubrir cualquier otra ruta que nos propongan. Subiremos hasta 3.810 metros y luchando contracorriente. Y lo vamos a lograr pese a las dificultades», aseguraba Ramón Larramendi cuando se encontraba ya a apenas 130 kilómetros de distancia.