Bitácora Antártida Inexplorada 2018 – 2019

Diario de los miembros de  la Expedición «Antártida Inexplorada 2018-2019» . Sigue su día a día en esta aventura de exploración y ciencia que contarán vía satélite.

LA EXPEDICIÓN SOBRE EL MAPA  Situación vía satélite día a día.

Diario de la Expedición #AntártidaInexplorada2018 #TrineodeViento. Clic para tuitear

11 de Febrero 2019. Lat 33º 9′. Long. 18º 4′ . Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

¡Últimas horas en Sudáfrica! El fin de semana ha sido una despedida de la expedición immejorable. El sábado tuvimos una recepción en la residencia del embajador español en Sudáfrica, Carlos Fernández-Arias, que reunió para conocernos a varios diplomáticos (embajadores de Japón, Uruguay, México…), a científicos españoles en el país y muchos sudafricanos y a empresarios. Desde aquí muchas gracias tanto al embajador como al cónsus en Ciudad del Cabo, José Palo Alzina, que se han volcado con nosotros.

El domingo, como la noticia de nuestra expedición ha llegado lejos, nos entrevistaron en la televisión pública sudafricana, SABC, donde salió en sus informativos. Y de ahí, nos fuimos al Cabo de Buena Esperanza ¡a ver pingüinos! Los primeros tras dos meses en la Antártida… Y es que donde nosotros hemos estado no había signos visibles de más vida que la nuestra (aunque ya nos descubrirán los científicos si estábamos tan solos). La verdad es que una visita a la Table Mountain es un broche de oro para este viaje, un lugar donde monos y pingüinos conviven como vecinos, una punta de un continente por la que tantos navíos han pasado y tantos más han naufragado a lo largo de la historia, camino de Asia. Y allá, a casi 4.000 kilómetros la Antártida.

Hoy estaremos toda la mañana liados con el cargo en el aeropuerto y a la tarde ¡el vuelo de regreso a España! Llegaremos sobre las 10 y a las 11 horas estaremos por la T4 del aeropuerto de Barajas Adolfo Suárez, por si alguien se anima a venir.

Esto se acaba…. Gracias a todos por seguir esta bitácora.

Ha sido fantástico sentiros al otro lado.

8 de Febrero 2019. Lat 33º 9′. Long. 18º 4′ . Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

No os lo vais a creer, pero al final abandonamos en un avión de ‘super-estrellas’. No sabemos bien por qué la empresa Alci contrató un avión de 50 plazas  (quizás porque no éramos más y les compensaba) de auténtico lujo. Vamos, el mismo que utilizan grandes estrellas como Phil Collins cuando viajan a Sudáfrica. Después de haber ido en un avión de carga bastante incómodo (de hecho, sin asientos y con la carga en medio), volver en primera clase a ha sido impresionante. Nos hubiéramos sentido fuera de lugar, con nuestras barbas de varias semanas, si no hubiera sido porque alrededor teníamos decenas de investigadores polares de la India, Gran Bretaña, Estados Unidos, Rusia… que como nosotros dejaban la Antártida, justo antes de que comience a sumirse ya en ese frío invernal que la hace inhabitable.

El shock ha sido llegar a Sudáfrica y sentir en la piel este húmedo calor que supera por…. ¡¡65ºC !! la temperatura que hemos tenido en la expedición. Calor es una sensación extraña. Lo único que tenemos son algunas pequeñas congelaciones en las puntas de los dedos, como las de Manuel Olivera (foto). La primera cerveza fresca que nos hemos tomado en Ciudad del Cabo ha sabido a auténtica gloria.

Por lo demás, hoy hemos pasado el día en la zona de cargo del aeropuerto, descargando y organizando nuestro voluminoso equipaje, aunque infinitamente menor que a la ida.

Y mañana, nos espera el embajador en Sudáfrica, Carlos Fernández-Arias, y el cónsul en Ciudad del Cabo, José Pablo Alzina, porque nos han organizado una recepción a la que ha invitado a embajadores, empresarios y miembros de la comunidad española.

La verdad, estamos emocionado con este recibimiento.

 

7  de Febrero 2019. Lat: -70° 10′  Long:  11º 8′   Alt: 106 m.  Base Novolazárevskaya​

¡Nos vamos! Finalmente abandonamos la Antártida, a la que llegamos el 8 de diciembre. Prácticamente dos meses pisando hielo a los que ponemos fin con una sensación confusa entre la alegría y abandono. Aquí dejamos finalmente nuestro Trineo de Viento antártico, y no podemos evitar cierto sentimiento de zozobra al pensar en cómo lo encontraremos a la vuelta. Ayer pasamos buena parte de día guardando parte de nuestro equipaje más pesado en un contenedor que nos han prestado en la base. Arriba, totalmente desmontado, bien atado con cuerdas y bien empaquetado, se queda el eco-vehículo polar. Ahí pasará el invierno. En total, dejamos 750 kilos de peso, muchos miles de euros en coste del cargo en el avión que nos sacará de aquí. Y mucho coste en emisones de CO2 que evitamos. No merecía la pena llevarlo y traerlo, porque estamos convencidos de que esta es la primera de muchas otras expediciones científicas españolas por la Tierra de la Reina Maud, en la Antártida Oriental.

No todo ha sido trabajo estos dos días. También hemos aprovechado la sauna a 80ºC que tienen los rusos aquí. Después de tanto forzar los músculos, es un gran reconstituyente. Lo más curioso que nos ha pasado es el encuentro con el médico de la base, que es el mismo que estaba en 2005 en la base de Vostok. Ignacio y Ramón le conocieron en la expedición Trasantártica de 2005-2006.  Y fue él quien reconoció a Ignacio 20 años después.

Nos avisan ya para coger el vuelo, de seis horas, que nos depositará esta noche en Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

¡¡Adiós Antártida!! Volveremos…

5  de Febrero 2019. Lat: -70° 10′  Long:  11º 8′   Alt: 106 m.  Base Novolazárevskaya​

Tras un día de descanso total en el ‘oasis’… hoy de nuevo estamos trabajando a tope. Como estamos convencidos de que vamos a hacer más expediciones científicas y de exploración a la Antártida con el Trineo de Viento (¿A finales de este año? ¡Ojalá!) queremos  dejarlo aquí, en este continente, junto con los materiales que más pesan y más coste puede tener traerlos y llevarlos… Es la forma de hacer que la siguiente sea aún más sostenible, económica y ambientalmente hablando. No sólo dejaremos el trineo, sino también herramientas, cajas (cada una son muchos kilos de peso), etcétera. Aún no tenemos claro qué espacio nos pueden dejar disponible en la base, pero si no lo hay, lo enterraremos en el hielo, que es un buen conservante. Organizar todo esto nos está llevando su tiempo.

También hemos dado una vuelta por el entorno. En la base hay un observatorio astronómico y otro de geofísica. Y luego laboratorios y espacios esparcidos en un amplio territorio. Si algo tienen en común todos ellos es la presencia de pósters, recuerdos, libros, retratos, etcétera del gran explorador ruso Fabian Gottlieb Thaddeus von Bellingshausen (1778-1852). Este militar báltico, en enero de 1820, navegando en el buque Vostok (que da nombre a otra base antártica rusa) se dice que avistó el continente blanco por primera vez en la historia, por lo que aquí nadie duda de que fue el auténtico descubridor del continente. En España, sin embargo, tenemos otras versiones: la que dice que fue el Almirante Gabriel de Castilla (que da nombre a una de nuestras bases polares), quien según un marinero holandés que viajaba con él habría llegado a la Antártida en 1603 (aunque está sin confirmar) y también la versión del hundimiento del navío San Telmo en 1819, cuyos restos se encontraron recientemente en la Antártida. ¿Acaso hubo algún superviviente de aquel naufragio que llegó hasta aquí? ¿Llegaron solo los restos? Pudiera ser, como también pudo ser que vieran el continente antes que el ruso Bellingshausen, pero no lo sabemos porque no volvieron para contarlo. Desde luego, en Novo tienen claro que fue su compatriota y por todos los lados le rinden homenaje.

Otra cosa que nos ha sorprendido son los vehículos polares que tienen en la base, aún en uso. Auténticos tanques, algunos con décadas de funcionamiento. Nuestro Trineo de Viento a su lado es como un grillo al lado de un gorila ¡Pero con él recorremos miles de kilómetros! Vistos estos gigantes, y como aquí no  han visto montado el trineo, no nos extraña que no lo entiendan.

4  de Febrero 2019. Lat: -70° 10′  Long:  11º 8′   Alt: 106 m.  Base Novolazárevskaya​

¡Por fin una ducha y una cama y una buena comida! Estamos en el ‘Oasis’! Y no es metáfora, porque así se llama el lugar de la base rusa de Novolazárevskaya en el que nos hemos alojado. Salir del hielo y volver a la civilización, aunque sea con sólo 32 personas, que son las que están aquí, ha sido un cambio tan drástico que al principio estábamos desubicados… pero nos duró poco. Lo primero, una vez descargado el avión que nos trajo hasta aquí, fue darnos una buena ducha. Eso ya nos quitó kilos de cansancio de encima. Luego, ponernos ropa ‘normal’, quitándonos de encima todo lo que hemos llevado encima casi dos meses. Y, por último, ¡una buena comida! Nos ha sabido como el mejor banquete del mundo. ¿Imagináis qué nos han puesto? ¡Filetes rusos! y también la sopa rusa llamada borsch, que hacen con carne. En definitiva, una gozada.

Además, si a la ida nos alojamos en la pista de aterrizaje, a unos cuantos kilómetros, ahora nos han traído a la misma base, alojados en dos contenedores (por parejas) que son una gozada. Si allí eran casi todos argentinos, aquí son todos rusos. El jefe de la base nos ha enseñado todas las instalaciones, que no son grandes pero están en un lugar increíblemente hermoso. Ahora estamos junto al Océano Antártico, donde hay una gran barrera de hielo que es el propio mar congelado. Pero ¡hemos pisado rocas y tierra! Qué extraña sensación caminar sin nuestros botones de ‘windsleders’.

A los científicos rusos de Novo les hemos intentado explicar qué es el Trineo de Viento con el que hemos viajado, pero es como si les habláramos de una nave espacial no identificada. No se hacen idea… Rusia invierte muchísimo en el diseño de grandes vehículos motorizados para el hielo. O sea, otro mundo. En general, es algo que siempre nos ocurre con quien no lo conoce.

Un pequeño ‘shock’ ha sido ver una televisión y noticias, pero como eran en ruso tampoco nos hemos enterado, así que seguimos tan desinformados sobre lo que pasa en el mundo como ayer. Ahora, lo único que queremos es organizar todo lo que vamos a dejar en la Antártida y  lo que nos llevamos y también descansar, sobre todo dormir durante horas sin sentir que nada se mueve bajo nosotros.

3  de Febrero 2019. Lat: -73° 10′  Long:  11º 33′   Alt: 3.150 m. Estacionados. Total= 2.538 kms

Dos días de intenso trabajo. Tanto que hasta ahora no ha habido un momento para pararse a escribir porque terminar el recorrido no es terminar la expedición Antártida Inexplorada. No quedaba mucho trabajo científico por hacer. El sábado lo pasamos en ello. Tuvimos que hacer un nuevo taladro de cuatro metros de profundidad para el Instituto de Cambio Climático de Maine (EEUU) y otro diferente para el proyecto SOLID del Centro de Astrobiología. Fueron muchas horas de trabajo. Además, teníamos de procesar los datos de varios proyectos más, porque no vamos a dejar nada por hacer: los datos de Sentinel, (IDEAE-CSIC, sobre contaminación; retirada del material para Helios, de la Universidad de Valencia, con los micro-ecosistemas que han generado nuestras placas solares; muestras sobre deliscuencia en la nieve para el investigador de la NASA,  los filtros de MicroAirPolar, los registros de la ESA… En fin, mucha tarea.

Y luego hemos tenido que empaquetar todos los dispositivos y desmontar el Trineo de Viento. Es increíble pero de 300 travesaños que componen el trineo de viento sólo se han roto tres en 2.538 kilómetros. Es la primera vez que tenemos tan pocas ‘bajas’ en una expedición y prueba de que el eco-vehículo es sólido. Sólo desmontarlo y colocarlo todo bien empaquetado, nos ha llevamos más de seis horas, porque nada es fácil a 35º bajo cero, que es lo que tenemos en estos momentos. De hecho, estos dos días, el Sol por primera vez se nos ha ocultado tras el horizonte…

Por último, hemos preparado una pista de aterrizaje para el avión que nos sacará del hielo para llevarnos a la base rusa de Novo, de donde salimos. Buscamos un terreno lo más liso posible de unos 600 metros y lo hemos balizado con bultos para que la aeronave, un pequeño avión Vessler, pueda aterrizar y despegar con seguridad.

Hasta que no lleguemos a España, el próximo día 13 de febrero, seguiremos con este diario. Terminamos el recorrido y, cuando lleguemos a la base, habrá acabado la expedición Antártida Inexplorada, pero hasta que no nos veamos en casa, nos va a costar romper el hilo que nos une a este continente de hielo.

1  de Febrero 2019. Lat: -73° 10′  Long:  11º 33′   Alt: 3.150 m.  17 kms. Total= 2.538 kms

¡¡Llegamos a nuestro punto de partida!!! Estamos justamente en el lugar donde nos dejaron el pasado 12 de diciembre, hace ¡¡52 días!!  Y estamos eufóricos, ¡los cuatro entusiasmados en mitad de la nada! Celebrándolo como si no hubiera mañana, bueno en realidad solo con un puro y un chupito de vodka, que no tenemos más. La satisfacción es total. Hemos cumplido el objetivo con nuestro Trineo de Viento como nuevo, tan impecable que podríamos empezar otra expedición mañana, tenemos todas la baterías cargadas de energía y también como nuevas, todos los dispositivos científicos que llevábamos a bordo en perfecto funcionamiento. Ni un solo fallo en 52 duras jornadas. Antártida Inexplorada era un gran desafío geográfico, técnico, científico y energético y todo ha acabado en perfectas condiciones. También nosotros.

Antes de contaros la última jornada, Ramón, Ignacio, Hilo y Manuel queremos enviar desde aquí todo nuestro agradecimiento a  los predictores de la Aemet Antártida (Javier Sanz de las Heras, Sergi González, Benito Elvira, Jaime Fernández y Francisco Vasallo) que han estado pendientes de nosotros día y noche, incluso festivos, y nos han hecho mucho más fácil la travesía. También a todos los investigadores polares que han confiado sus proyectos en el Trineo de Viento y han colaborado con nosotros en todo momento; a todo el personal técnico y científico de la Base Juan Carlos I, a los que debemos mucho apoyo; y, por supuesto, al Programa Antártico Español, que ha creído en que esta expedición. Gracias porque todos ellos han sido fundamentales en el éxito de nuestra travesía.

Al final, la Antártida no nos puso fácil la última jornada. Esos últimos 17 kms queríamos hacerlos los cuatro juntos, así que la noche anterior dormimos muchas horas. Ya por la mañana, comenzamos los cuatro en la cabina de pilotaje para no perdernos el momento de la llegada. Pero el viento no nos acompañó. En contra del que hubo en días anteriores, tenía poca fuerza y rolaba, así que tuvimos que poner la cometa de 37 m2 y trabajar duro para avanzar. Tardamos horas en llegar al punto de partida. Una llegada agónica, que tuvo lugar ya por la tarde. Pero ¡queríamos acabar en el mismo lugar¡. Cerrar círculo de 2.538 kilómetros que tanto nos ha costado culminar.

Aún la expedición Antártida Inexplorada no ha acabado, pues nos queda mucho trabajo científico por hacer, con varias perforaciones y recogidas de datos en este lugar.  También hay que desmontar todo el Trineo de Viento y todo el equipamiento. Serán muchas horas de trabajo este fin de semana antes de salir de esta meseta antártica. Pero estas últimas horas estamos viviendo un momento  especial y queremos compartirlo con vosotros. ¡Os seguiremos informando! Que aún nos queda tiempo en este continente.

31 de Enero 2019. Lat: -73° 42′  Long:  14º 23′   Alt: 3.305 m.  159 kms. Total= 2.521 kms

Foto @NachoGarcía

Seguimos navegando ‘a todo trapo’ por el desierto de hielo más grande de nuestro planeta. Y con una cometa de 10 metros cuadrados. Nos la hizo Juan Lupión, ya jubilado, para la primera expedición del Trineo de Viento en la Antártida, en 2005. Es increíble lo que ha soportado esta vela que ahora nos impulsa hacia la base de Novo, que ya percibimos en el ambiente ¡Son las ganas de llegar que tenemos! Anoche, hasta sentíamos el aire distinto. No sabríamos decir si es por la cercanía de la costa, aunque aún estamos a 400 kilómetros, o porque el Sol está más bajo casi a punto de abandonar el horizonte; tampoco sabríamos describir con precisión, pero los cuatro comentábamos que era distinto.

Hoy, pilotar el Trineo de Viento, está siendo una auténtica diversión. Al tener la cometa pequeña, lo manejamos con mucha facilidad y, además, con velocidad, porque estamos en el ‘chorro’ que tanto esperamos. También hay menos sastrugis. Es fantástico cómo ya somos capaces de esquivarlos por un lado y por otro, calculando la inercia que tiene el vehículo desde que cambiamos el rumbo en la cometa. Otros los saltamos por encima,  dando botes sobre los asientos, y de momento sin caernos ni una vez.  ¡Igual algún día alguien hace un ‘videojuego’ con nuestro trineo!

También se nota que llevamos menos peso. Calculamos que arrastramos unos 250 kilos menos que en la salida, que es lo que hemos consumido en estos 51 días. Llevamos muestras de hielo congeladas para el Instituto de Cambio Climático de Maine, eso si, pero son de pequeño tamaño, así que no se notan mucho en la carga.

Aún nos queda trabajo científico por hacer. Anque estamos cerca del final, tendremos que parar muchas horas para hacer nuevas perforaciones en el hielo para Paul Mayewski y para el proyecto SOLID de Victor Parro, del Centro de Astrobiología (Inta-CSIC). No olvidamos que estamos aquí haciendo ciencia. Sin embargo, pensar en estar en breve de vuelta en la civilización y sobre todo tumbados en una cama blanda, que no se mueva, en la que darnos una gran dormida, como podéis imaginar llena nuestros pensamientos después de estas 51 jornadas de aventura.

30 de Enero 2019. Lat: -74°38′  Long:  20º 52′   Alt: 3.480 m.  154 kms. Total= 2.362 kms

Es difícil de creer que tengamos la misma temperatura en el interior de la Antártida, casi en otoño, que ¡¡en Chicago!! Pero resulta que aquí desde ayer noche estamos en ¡una ola de calor! Mientras en la ciudad del jazz nos cuentan que anda por -29ºC, aquí hoy  (en nuestro día 50 desde que llegamos al hielo) a mediodía el termómetro marca -20ºC. Esto es Jauja, después de las gélidas noches que hemos tenido. En la última, la mínima fue de -28ºC, así que teníamos hasta calor. De hecho, nos hemos quitado las máscaras de la cara y hasta podemos manejarnos a ratos con las manos al aire sin que sea un suplicio. En fin, que hoy es el día más cálido que hemos tenido en toda la expedición, y no dejar de ser extraño porque en teoría vamos hacia el invierno… y el Sol está bajo en el horizonte cuando llega la noche. Ahora mismo, la verdad es que no lo vemos porque hay una niebla que hace que todo sea alrededor blanco, sin que podemos distinguir donde acaba el horizonte y donde comienza el cielo.

Además, seguimos avanzando en ritmo… En esta recta final, tenemos la típica ansiedad por terminar algo en lo que llevas tiempo y que supone un gran esfuerzo. Lo vemos cerca y nos cuesta parar, pero seguimos estrictamente los turnos y el descanso de seis horas de cada día (entre las 20 horas y la 1.30, más o menos, de la mañana). Afortunadamente, hemos pasado ya la zona de infinitos sastrugis de hielo (los que llamamos ‘tiburones’) y ahora los hay pero más espaciados. Ahora mismo acabamos de pasar por uno enorme y es increíble cómo el trineo de viento se retuerce para adaptarse al terreno, cómo se mueven las tiendas, que parecen de goma. Tan sólo algunas barillas se han roto con este esfuerzo en la tienda locomotora y hemos tenido que cambiarlas por otras. Además, hemos quitado algunos de los colectores del proyecto MicroAirPolar, los que recogen partículas y microorganismos del aire, porque temíamos que se cayeran.

A medida que el viento ha ido subiendo, nosotros bajamos el tamaño de la cometa. Hemos navegado las últimas horas con una de 30 m2 y con otra de 40m2, y nos bastan para alcanzar entre 10 y 15 Km/h, que es la media que estamos sacando.

29 de Enero 2019. Lat: -75°14′  Long:  22º 41′   Alt: 3.585 m.  108 kms. Total= 2.208 kms

¡Por fin retomamos la autopista del viento! Han sido tres días duros, pero ayer tarde en el turno de Ignacio e Hilo dimos un importante ‘tirón’ en y ya estamos en la zona de viento que se nos resistía… Hoy por la mañana, en el de Ramón y Manuel, estamos teniendo también buen viento y, según nuestras previsiones, apenas nos quedan 380 kms para llegar al punto de partida.

Como no todo son alegrías, hemos entrado en una zona muy dura debido un campo de sastrugis, estas olas de puro hielo que esculpe el viento y que se presentan cuando menos las esperas. No son gigantescas, pero están una detrás de otra, sin darnos respiro. A estas alturas de la jornada, llevamos ya unos 30 kilómetros. Están siendo los peores de toda la expedición. Es bestial los golpes que recibe el trineo de viento cuando pasa por encima: se bambolea de un lado a otro, salta, cae, cruje por todos los lados. Es lo mismo que estar dentro de una batidora.  Increíblemente nada se rompe. ¡Qué gran trabajo el de Javier de la Puente! Ahora vamos a unos 10 kms/h pero la sensación nos hace sentir como ‘Fitipaldis’ a 200. Cuando no hay sastrugis la media es de 14 km/h. Eso si, es imposible dormir en estas condiciones, y el cuerpo acaba machacado, pero hoy de lo que se trata es de avanzar.

Por otro lado, es indescriptible la belleza que tenemos delante, luces y sombras con formas extrañas y un polvillo de nieve en el aire que brilla bajo el Sol. Es muy fino, nada comparable al que puede haber en la alta montaña. Más bien, como el polvo de la dunas del Sáhara. Al que pilota, se le queda pegado por todo el cuerpo, como si fuéramos estatuas de puro hielo. Y se nos mete por todos los lados. En la superficie, genera remolinos que nos impide ver la cometa, allá a lo lejos. O nos hace desaparecer de la vista el trineo, cuando vamos a buscarla a 350 metros. Ese polvo es nuestro enemigo, pero con él la luz es mágica.

Respecto a las temperaturas, sin novedad en el frente. Sigue haciendo un frío que pela, unos 30ºC bajo cero cuando el sol está a pleno rendimiento; cuando baja, no nos libramos de los menos 40ºC.

28 de Enero 2019. Lat: -74°05′  Long:  25º 02′   Alt: 3.613 m.  72 kms. Total= 2.100 kms

Seguimos a baja velocidad. Desde anoche apenas avanzamos unos 15 kms a una velocidad realmente ridícula. Hemos hecho 15 kilómetros en nueve horas. Es como si hubiéramos dejado la autopista para coger una carretera comarcal llena de agujeros. Pero somos conscientes de que el error ha sido nuestro, por quedarnos demasiado arriba de la cima del domo. Es lo que tiene venir por donde nadie antes ha estado con unas cometas, que te encuentras con errores de este tipo.

Lo malo es que el sol cada día está más cerca del horizonte por las noches, con unos atardeceres espectaculares, pero dejándonos sin su calor. Además, del asunto de las placas fotovoltáicas. Por cierto, no os lo hemos contado, pero nuestras placas solares son muy especiales. Antes de iniciar la expedición, las rociamos con un líquido especial que nos había proporcionado en el equipo del proyecto Helios, de la Universidad de Valencia y la Universidad de Alcalá de Henares. Manuel Porcar y Josabel Belliure buscan identificar comunidades de organismos que por lo visto colonizan las placas solares en todo el mundo, al margen de la latitud donde se encuentre la placa. Son microbios resistentes a las fluctuaciones de la temperatura, la desecación y la irradiación y quieren saber si en este lugar de ambiente tan extremo como éste son capaces de surgir crear micro-ecosistemas. Cuando lleguemos al final, tendremos que rascar las placas y congelarlos, si es que están.

Hoy, además, tenemos algunas nubes en el cielo, a ratos con bruma que no nos deja ver la cometa allá a lo lejos. Es la vela de 100m2. Y seguimos con temperaturas nocturnas por debajo de menos 40ºC. Lo peor es cuando nos tenemos que quitar los guantes y dejar las manos al aire para hacer un nudo en una pequeña cuerda. Se siente verdadero dolor.

Ya empezamos a echar de menos algunas cosas de comida. No es que nos falten, porque tenemos para otros 15 días, pero algunas cosas si nos escasean; como podéis imaginar las que más nos gustan. Esta tarde-noche parece que entra un buen viento en la zona donde estamos. A ver si con un poco de suerte pasamos este absurdo desvío que tal mal nos ha venido y retomamos la autopista de viento que nos lleve hasta el final…

(Para colmo se nos ha estropeado el aparato en el que escuchábamos podcast de nuestro programas de radio favoritos… Un detalle menor, pero ¡qué mal nos ha sentado!).

27 de Enero 2019. Lat: -75°31′  Long:  25º 51′   Alt: 3.612 m.  27 kms. Total= 2.028 kms

Hay días que son exasperantes. Es entonces cuando el cansancio, con todo el peso de los 44 días que llevamos de expedición, sale a borbotones. Son muchos días de mal dormir, de comer poco porque la altitud nos quita la sensación de hambre, no de tener una ducha a mano… Y es el caso de hoy domingo, el día más frío que llevamos en esta expedición y, encima, sin viento. Hoy hemos alcanzado los 42º bajo cero. Ayer pasamos parte del día descansando, pero también intentando navegar, aunque sin éxito. Apenas avanzaron unos pocos kilómetros (11). Y fue frustrante, hay que reconocerlo, porque sabemos que nos queda poco. Hoy, nos levantamos con vientos muy flojos y  logramos avanzar también algo (16), pero muy  lentamente. Finalmente hemos parado porque no íbamos en buen rumbo. En días así, sabemos que no tenemos mucho que contaros, pero este vínculo con el resto del mundo, saber que alguien al otro lado nos acompaña leyéndonos, es gratificante.
Lo que no dejamos ni un sólo día es de realizar nuestras tareas científicas. Llevamos ya 72 ‘piruletas’ recogidas para el proyecto MicroAirPolar de la Universidad Autónoma de Madrid, ya sabéis los filtros del aire polar que nos dirán qué tipo de microorganismos nos rodean, si es que los hay. Y todo lo demás también está funcionando perfectamente.
Nos cuentan que en unos días el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, sale de viaje hacia la Antártida para visitar las bases españolas y, entre otras cosas, inaugurar la nueva Base Juan Carlos I. Allí se encontrará con algunos de los científicos con los que estamos colaborando desde este inmenso desierto de hielo, que parece no tener fin. Ramón hace dos años coincidió con él (entonces ejercía de astronauta de la ESA) en una actividad organizada en un colegio de Villarta de San Juan, en Ciudad Real por el maestro y explorador  Manuel José Carpintero. Nos encantaría poder contar al ministro, a nuestro regreso,  cómo ha sido esta expedición, en la que le contaremos también trabajamos para la ESA, aunque no seamos viajeros espaciales, sino polares. Nos anima pensar que estamos haciendo algo importante para la ciencia y la exploración española, aunque no siempre tengamos viento a favor.

26 de Enero 2019. Lat: -75°36′  Long:  26º53′   Alt: 3.609 m.  Estacionados. Total= 2.001 kms

Hoy si que echamos de menos la cometa de 150 metros cuadrados que nos estalló hace una semana. Estamos aún muy cerca de la cima del domo Fuji, apenas a 40 kilómetros, y llevamos dos días, con hoy (sábado) seguramente tres, esperando a que esta brisa que tenemos tenga algo más de fuerza para poder levantar la cometa. La verdad es que el otro día íbamos tan bien y con tanta velocidad que no nos dimos cuenta que no bajábamos lo suficiente en altitud, y hemos perdido la ‘autopista del viento’, que os espera muy cerca. Pero no nos agobia, porque sabemos que la previsiones son buenas y que en tres días de buena navegación podríamos estar en los alrededores de la base rusa de la que partimos hace 44 días.

Ayer fue un día de relax. Lo dedicamos a leer, descansar y dar paseos cerca del Trineo de Viento. Bueno, Manuel un poco más lejos, como suele hacer. También estuvimos ajustando la cometa de 120 m2, que ya está preparada para la salida. Lo malo es que es muy pesada, porque tiene muchos refuerzos, y con el viento que tenemos estos días no hay forma de que eche a volar. Por la tarde, Ignacio e Hilo lo intentaron, y fracasaron. Desde luego, si algo hemos aprendido a lo largo de las expediciones polares es que la paciencia es fundamental para un ‘windsleder‘ (como nos bautizó Ignacio a los expedicionarios del trineo) porque, aunque la ‘calma chicha’ es descorazonadora, al final siempre salimos adelante. Nos gusta imaginar que algo así debían sentir los navegantes que en el siglo XVI cruzaban el Atlántico hacia las Américas y las velas quedaban paradas… Eso si, nosotros tenemos la ventaja de contar con las previsiones que nos envían desde Aemet Antártida, que hoy nos dicen que vamos a tener algo más de viento mañana.

No os hemos contado el tiempo que pasamos vistiéndonos para salir al exterior, pero es un rato largo. ¡¡Llevamos 22 prendas encima!! Empecemos por la cabeza: un pasamontañas, un gorro de piel y dos capuchas. Lo de los pies es curioso: unos calcetines finos, una bolsa de plástico, unos calcetines gordos y los botones grandes. La bolsa impide que salga la humedad del pie a la bota, que por cierto son un invento nuestro. Y muy calentitas. También tenemos otro calzado más ligero, que llamamos patucos, con los que aguantamos hasta 20 minutos en el hielo. En el cuerpo van otras cinco capas: una camiseta fina junto a la piel, otra gruesa, un forro polar primaloft, otra prenda negra de Altus con capucha y la parka. Y en las piernas ¡5 pantalones!: dos finos, unode forro polar, otro más grueso y por último uno de primaloft con peto y rodilleras. Ah, y en la cara la máscara (a veces son dos) y dos capas de guantes, más las manoplas cuando hay que pilotar. En fin, unos cuantos kilos de peso. A veces, también nos ponemos sobre las rodillas una faldita Altus muy apañada para que al pilotar no se nos enfríe esa parte del cuerpo. ¿Mucho? Pues aún así, anoche, con 41º bajo cero, el frío hacía daño…

Para compensar, nos hicimos un estupendo guiso de lentejas, de las que traemos liofilizadas de Urso. Desde luego, hambre no pasamos.

Hoy, seguramente, será otra jornada de poca actividad, pero animados porque ¡sabemos que estamos en la cuenta atrás!

24 de Enero 2019. Lat: -75°36′  Long:  26º53′   Alt: 3.609 m.  Estacionados. Total= 2.001 kms

Estamos parados. ¡Y haciendo trekking! En realidad, es Manuel Olivera, que no puede parar quieto. Por la noche, tras un final de jornada con poco viento,  sobre las ocho de la tarde aquí bajamos la cometa y nos dispusimos a grabar toda la tormenta solar, la tercera desde que estamos en la Antártida.

Hoy el día comenzó sin viento, así que hemos pasado el día haciendo el tercer agujero de cuatro metros para la Universidad de Maine. Ya hemos recorrido 500 kms desde que hicimos el otro, tal como indica el protocolo, así que nos pusimos a la tarea. Pero no sólo eso. Manuel Olivera no puede estarse quieto, así que se ha levantado y se ha hecho un trekking de seis kilómetros. Ha dicho: «Me voy a estirar las piernas y tomar el fresco». Como si no estuviéramos a menos 30ºC. Eso si, con un fuerte sol que hace que se lleven mejor.

La verdad es que no es la primera vez. Ya en Circunnavegación de Groenlandia, la expedición de 2014 con el trineo de viento, Manolo hacía muchos días marchas de hasta 10 kilómetros, que por el hielo no son nada fáciles. Aquel año se preparaba para un maratón solidario, en el que participó a la vuelta, y quería regresar en forma. Ahora no, dice que es por hacer más ejercicio que el trajín de ir y venir a las cometas cuando las cambiamos. De hecho, ya ha hecho varias salidas, aunque no tan lejos como la de hoy, que ya no veía el trineo de viento… Y a la vuelta, nos muestra las fotos que hace. «Es como pasear por una exposición de esculturas esculpidas en hielo y modeladas por el viento. Cada sastrugi tiene una forma distinta, así que me paro para hacer fotografías de las más especiales», nos cuenta mientras vamos viendo desfilar las imágenes en la cámara. Son los mismos sastrugis que a veces nos hacen botar como en un tiovivo.

Vistas en sus fotos son arte de la naturaleza…

23 de Enero 2019. Lat: -75°36′  Long:  26º53′   Alt: 3.609 m.  81 kms. Total= 2.001 kms

¡Superados los 2.000 kilómetros! Este era el recorrido que teníamos previsto para toda la expedición Antártida Inexplorada 2018- 2019, pero está claro que nos vamos a pasar unos cuantos cientos, unos 500 más, debido a los rodeos que hemos dado por el viento. Eso si, tenemos la ventaja de que no se nos acaba el combustible aunque hagamos un 25% más. Nos llega cuando quiere. Ayer, al final, hicimos unos 166 kilómetros con un viento muy favorable y una cometa de sólo 25 m2. Otros 90 kms más desde que contactamos, en ambos turnos. El fuerte vendaval nos rompió algunas barillas de las tiendas, que se bambolean como un flan debidio a la velocidad, pero son arreglos muy sencillos. Hoy, sin embargo, ha hecho un viento muy suave y vamos muy lentamente avanzando con la cometa de 100 m2. Además, esta noche tenemos trabajo para la Agencia Espacial Europea: habrá una tormenta solar que durará una 15 horas y recogeremos datos que les serán muy útiles para el programa Galileo de satélites (nuestro GPS europeo).

Como estos días estamos cambiando mucho de cometa, os vamos a contar cómo lo hacemos. Lo primero es bajar la cometa puesta en una posición concreta: unos 30º o 35º de la dirección del viento. En cuanto el piloto la baja, el compañero sale corriendo hacia donde está la vela, a 300 metros, con una pala para echar nieve encima en cuanto caiga y así evitar que salga volando de nuevo. Cuando esa operación está hecha, hace una señal y se suelta la cometa de las líneas en el trineo. Entonces el piloto sale también hacia el lugar con la cometa que se quiere usar, que coloca en la misma posición, a 30º del viento, mientras el compañero recoge la otra. El piloto vuelve al trineo, engancha la cometa y se intercambian señales entre ambos de que todo está ‘ok’. Entonces el compañero junto a la cometa la levanta con las manos… ¡y a volar! También llevamos una pértiga de cinco metros, que usamos cuando no hay viento en superficie y si en altura, pero estos últimas días no es necesaria. En total, la operación nos lleva unos 40 o 45 minutos. Lo peor es el frío en las manos en cualquier operación por sencilla que sea, ya sea cambiar cometas, barillas o hacer ciencia.

La zona que ahora atravesamos tiene un terreno más duro, con pequeños sastrugis modelados por el viento. Y pese a que nos alejamos del Polo Sur, la temperatura no sube. Anoche, sufrimos menos 38,4ºC, con neblina y además con algo de nieve. Además, el Sol cada noche está más bajo. Para compensar, hemos visto parhelios espectaculares. Un parhelio es una ilusión óptica en la que parece que hay tres soles en el horizonte. Se producen por un fenómeno de reflexión de los rayos solares en los fragmentos cristalizados en la atmósfera. Para obtener un halo completo es necesario que los cristales de hielo se encuentren distribuidos en todas las orientaciones posibles y aquí están por todos lados. Una maravilla.

22 de Enero 2019. Lat: -76.17  Long:  32.59   Alt: 3.677 m.  209,5 kms. Total= 1.920 kms

Estamos en una ‘autopista de viento’…. Y es impresionante ver cómo una vela de tan sólo 10 metros cuadrados es capaz de transportar más de dos toneladas de peso a 15 kms/h . ¡Es lo que estamos viviendo estas últimas jornadas! Y pesar que hace cuatro días estábamos agobiado por perder la de 150 m2… Pero ahora tenemos un ‘chorro’ detrás que nos lleva derechos a la costa.

Ayer, el turno de Hilo e Ignacio lograron hacer 50 kilómetros sin parar en 3 horas y media con una cometa de tan sólo 10 m2. Ramón y Manuel, como había un viento muy fuerte, previamente habían intentado navegar con la de cinco m2, pero fue imposible. Hubo un momento en el que ambos perdieron contacto visual (Manuel en la cometa y Ramón en el trineo) debido a la nieve que levantaba el viento, así que desistieron.

Además, era necesario darse una buena dormida, de 10 u 11 horas, después de la paliza del día anterior, en la que ninguno habíamos pegado ojo. Entre cambios horarios, el golpeteo del trineo, el fuerte viento… no puede decirse que esto sea el Hilton. Es uno de los hándicaps de navegar 42 días seguidos: el sueño. El otro es la sed. Nos cuesta beber porque con el traqueteo se nos caen los líquidos y porque se nos olvida, aunque sabemos que es fundamental en este ambiente tan seco.

Pero la verdad es que navegar así, sin tensiones, es una sensación espectacular. Hoy  el turno de mañana, mientras descansan Hilo e Ignacio, hemos comenzado a navegar con una cometa de 25 m2 y al final de la jornada hemos hecho 165 kms más que sumar a los más de 40 de ayer tarde: unos 210 kms. La ‘autopista de viento’, como la llama Ignacio, que os ponemos en ese mapa.  Por cierto que nos encontramos a  unos 400 kms de la base belga Princess Elisabeth, la primera del mundo cero emisiones, como nuestro vehículo. La fundó Alain Hubert, amigo de Ramón y gran explorador polar. Por culpa de esta base tuvo líos judiciales con el Gobierno de su país… Finalmente, hace un año su Fundación Polar Internacional y el Estado belga llegaron a un acuerdo y él sigue gestionándola durante seis años. Nos hubiera gustado que nos viniera a visitar al Trineo de Viento, pero estamos lejos y no ha sido posible.

Como podéis imaginar, seguimos haciendo ciencia a tope. Navegar y avanzar no nos impide cumplir con nuestras obligaciones con la investigación polar. Para el jueves 24 tenemos ya una nueva petición especial de la ESA para tomar registros durante otro fenómeno solar como el que hubo hace unos días.

¡¡Nos quedan unos 650 kilómetros nada más!!

21 de Enero 2019. Lat: -76.46  Long:  36.55   Alt: 3.753 m.  248 kms. Total= 1.710,5 kms

No lo vais a creer… pero ¡¡estamos casi ya en la cima de Domo Fuji!! No valen los planes en la Antártida, porque este lugar al final decide al final por tí. Como sabéis, ya habíamos acordado no subir con el Trineo de Viento a la que es la segunda altitud más elevada del interior de este continente.. y la bordeábamos. Pues bien, ¡ahora estamos  a punto de llegar! Hemos pasado a 3.768 metros de altitud, cuando el tope son 3.810m.

Y es que la jornada de ayer fue espectacular. Desde las dos de la madrugada, en el turno de Ramón y Manuel, comenzó a soplar un viento que nos impulsaba derechos hacia la cima, evitando un rodeo que nos suponía muchos más kilómetros. Fueron 10 horas de no parar, hasta el mediodía, con la cometa de 60 m2, una de las fantásticas velas que nos hizo Juan Lupión para la expedición antártica de 2005 y que aún funciona perfectamente. Todo un artista. Luego, con el mismo ritmo, continuaron Ignacio e Hilo en su turno y al final del día habíamos hecho ¡¡¡248 kms!!! La mejor etapa de toda la expedición en cuanto a distancia recorrida.

Fijaros el viento que tenemos ahora que nos ha llevado durante horas y horas a una media de 16 kms/h, con picos de hasta 25 km/h , a pesar de todo el peso que llevamos. Hace unos días avanzábamos con una de 150 m2, tres veces más grande. Además, es un viento en la dirección perfecta para encarar el domo y el terreno con una nieve mucho más compacta, lo que impide que se nos acumule en el trineo. Eso si, con pequeños sastrugis que nos hacen dar algunos saltos de más, como si fuéramos en una de esas diligencias del oeste americano por caminos llenos de baches. Pero no hemos querido desaprovechar unas condiciones meteorológicas que hace apenas unas horas eran solo un deseo. Tenemos tanto viento a favor que incluso podríamos ir con una cometa más pequeña con nuestras dos toneladas a rastras.

Pero los organismos si que comienzan a sentir el paso de los días en este frío polar. Sobre todo por el cansancio. Hilo Moreno es el que anda un poco más tocado por ¡¡unos sabañones!! Son esas dolorosas inflamaciones de pequeños vasos sanguíneos de la piel que se producen en respuesta a la exposición repetida al aire frío. Causan picazón, manchas rojas, hinchazón y ampollas en las manos y los pies, que es donde los tiene. Para tratárselos, ha enviado imágenes al médico Miguel Bernabé de la Unidad de Rescate Medicalizado en Montaña de Aragón, que fue quien nos dió cursillos de primeros auxilios en otoño. Telemedicina polar. A ver si logra curárselos porque una recomendación básica suele ser evitar la exposición al frío… y aquí es imposible. Cuando paramos ayer a las 21 horas había 35ºC bajo cero en el ambiente.

Total, que al final, si nada lo impide, y aunque no llegaremos hasta la base japonesa porque está cerrada, si que ascenderemos los 3.800 metros previstos en nuestros planes iniciales. De hecho, ya nos encontramos a pocos kilómetros de ese punto. ¡Y contentos!

20 de Enero 2019. Lat: -77.48  Long:  45.55   Alt: 3.621 m.  44 kms. Total= 1.462,5 kms

Ayer tuvimos un buen fin de jornada. Durante el día, como os comentábamos, estuvimos haciendo un gran agujero en la nieve para el proyecto de Paul Mayewski de la Universidad de Maine, que podéis conocer mejor AQUÍ. Nos lleva mucho tiempo, así que en ello pasamos buena parte del turno de Ramón y Manolo mientras Ignacio e Hilo descansabas. Fue en su turno cuando llegó un viento que nos impulsó 44 kilómetros durante cuatro horas. No paramos hasta las 11 de la noche. Primero probaron con la cometa de 80 m2, pero al final se les enganchó una línea y tuvieron que cambiar a la de 100 m2. ¡Y continuamos bordeando el domo!

Nos contaban desde España (¡aquí no nos llegan las noticias!) el hallazgo de vida en los lagos subglaciares del continente por el que navegamos. Hay más de 400 bajo el hielo que atravesamos y en uno de ellos han encontrado vida microscópica, en concreto en el lago Mercer, donde ha sacado muestras de agua y sedimentos a más de 1.000 metros de profundidad. Han hallado hasta 10.000 células de bacterias por cada mililitro de agua. Desde que lo sabemos, miramos de otro modo bajo nuestros pies y sobre todo las muestras de los colectores de aire que llevamos de proyecto MicroAirPolar,  de la Universidad Autónoma de Madrid que dirigen Antonio Quesada y Ana Justel (la foto es del equipo de MicroAirPolar para el Antártida Inexplorada 2018-2019) . ¡A saber la vida que contienen y no somos capaces de ver aquí! Nos creemos absolutamente solos, pero igual no lo estamos.

En total, llevamos recogidas unas 40 ‘piruletas’, que es como llamamos a los filtros que hay en unos colectores de aire polar que llevamos en el Trineo de Viento, donde se quedan ‘enganchadas’ todas las partículas, vivas o no. De hecho, ahora el equipo anda por la Península Antártica buscando también los dichosos microplásticos… Como aquí no es posible que se reproduzcan, porque todo está cubierto por una profunda capa hielo, sin agua, es evidente que las trae el viento y por ello llevamos instalada, como complemento, una EMA (Estación Meteorológica Automática) de Aemet Antártida, donde se recogen los datos de velocidad y dirección viento durante todo el trayecto. Así podrán saber de donde vienen estos microorganismos y hacia donde van… Desde luego, si hay vida en Marte u otro planeta o satélite,  pudiera ser parecida a la que hay en estas ‘piruletas’, ya que es capaz de adaptarse a estas condiciones extremas. Como nosotros (eso si, con un buen equipamiento).

18 de Enero 2019. Lat: -78.08  Long:  46.59   Alt: 3.627 m.  64 kms. Total= 1.418, 5 kms

Llega el otoño y se deja sentir en el interior de la meseta antártica, sobre todo a 3.627 metros de altitud. En comparación con ayer, un día tranquilo, aunque la verdad es que no hemos adelantado tanto como pensábamos por las previsiones. Viento hay, pero no fuerte y al final hemos parado. Se echa en falta la cometa de 150 m2. ¡Y pensar que traerla fue una decisión de última hora! Lo malo es que de momento no hemos podido levantar la de 120 m2 porque requiere muchos ajustes. Es muy distinta a la otra y de momento no va tan bien. Así que hemos navegado con una de 100 m2 y la diferencia de ‘motor‘ se nota. Es un tercio menos, por lo que necesita mucho más viento para arrastrar los 2.000 kilos que ‘pesamos’ con todo a bordo. Aún así este avance, sumado al de ayer, nos acerca a Novo, bordeando Domo Fuji, y eso nos mantiene animados. Además, no olvidamos que nuestra meta verdadera es demostrar que este es un vehículo que hace ciencia sin contaminar como ningún otro en el mundo, por lo que no paramos de trabajar con los proyectos.

Pero llega el otoño y aquí no se siente en la caída de la hoja, sino de las temperaturas, porque aunque vamos ya hacia el norte, más cálido, son cada vez más gélidas, sobre todo cuando cae el Sol y cada vez lo hace más… Anoche, hasta 42º bajo cero tuvieron que soportar Ignacio e Hilo, que entró en la tienda con la nariz un poco tocada.  No se puede dejar a la intemperie ni un centímetro de piel. Por ello, aunque haya viento, no vamos a poder pilotar de noche. Si por algo no hay vida en este lugar…. Salvo la vida microscópica que igual estamos encontrando para el proyecto MicroAirPolar que dirigen Antonio Quesada y Ana Justel en colaboración con Aemet Antártida (por cierto ahora también trabajando en otro punto de la Antártida ¡Saludos si nos leéis compañeros!). Estamos deseando de que los científicos nos cuenten qué es lo que encuentran en todo lo que les llevaremos.

Y también esperamos llegar pronto a 77º norte, donde daremos un brusco giro al Trineo de Viento para enfocarlo hacia la base Base Novolazárevskaya.. Por lo demás ¡se nos están acabando las galletas! Un drama, porque es lo que más nos gusta.

De momento, aunque lentamente, vamos caminando… y eso es lo que importa.

17 de Enero 2019. Lat: -78.43  Long:  37.18   Alt: 3.649 m.  1o6 kms. Total= 1.354, 5 kms

Hoy tenemos una buena y una mala noticia. Empecemos por la buena… ¡Hemos hecho 106 kilómetros! y ya estamos en la otra vertiente. Contaros que definitivamente nos dirigimos ya hacia el norte, bordeando el Domo Fuji, cuya cima quedará para otra ocasión porque en esta expedición no llegaremos. Podríamos llegar, pero es casi imposible llegar a la base Domo Fuji, que sabemos que está cerrada, en los días que nos quedan y  no queremos arriesgarnos a quedarnos varados de nuevo. Tenemos mucha ruta por delante aún.

Además, y ahí va la mala noticia, ¡nos ha reventado la cometa de 150 m2! . Ha quedado hecha pedazos, imposible de reparar, y era la que más estábamos utilizando en toda la travesía. Eso es un hándicap añadido al tiempo. Ocurrió al término del turno de Ramón y Manuel. La pasada madrugada, Ramón y Manuel se pusieron a navegar con un buen viento… y estábamos encantados. Llegamos a alcanzar en algún momento los 30 km/h, pero bajando velocidad para no arriesgar. Lo malo es que por la noche había nevado y es una zona de nieve profunda, blanda, que al avanzar ha ido acumulándose en el Trineo de Viento. Ramón calcula que al final arrastrábamos más de 500 kilos de  nieve, quizás 600 kilos, y la presión era demasiado fuerte. La cometa, que ya habíamos reparado, no  ha soportado un peso de media tonelada más. Ya podéis imaginaros lo que nos ha costado quitarlos.

Ahora vamos a probar la cometa que traemos de 120 m2, que es de una tela mucho más robusta, y también más pesada, así que habrá que hacer unos cuantos ajustes hasta que la veamos sobre nuestras cabezas.  Pero veamos el vaso medio lleno: ¡hemos avanzado en siete horas más de 100 kms! Y estamos contentos de haber pasado ya a la otra vertiente del domo, dejando atrás este Mar Tranquilidad que nos tenía atrapados.

Otra buena noticia es que hemos reparado uno de los hornillos. Ya sólo nos quedaban  dos en perfectas condiciones, pero una vez desechada la garrafa de gasolina contaminada, y comprobado que ahora van bien los tres (con el ‘herido’) estamos más tranquilos. También porque, aunque ahora ha bajado algo el viento, tenemos buenas previsiones de viento para los próximos tres días y estamos dispuestos a ir ‘a tope’ día y noche. Hoy queremos llegar a los 78º, a ver si lo conseguimos en el turno de Hilo e Ignacio. Pese a que estamos ya alejándonos del Polo Sur, ambos siguen pasando mucho frío cuando navegan en esta noche con luz. Ayer, como estaba nublado y nevaba, aunque la temperatura fue algo mayor (32º bajo cero) que en días anteriores, la falta de Sol se lo puso muy duro… Pero todos vuestros ánimos y soplidos nos están llegando y nos dan energía para continuar.

16 de Enero 2019. Lat: -79.38 Long: 46.4    Alt: 3.725 m.  Estacionados. Total= 1.247,5  kms

Tensión en el ambiente. Hoy sabemos que llegar a la cima del Domo Fuji (en la foto) se están poniendo realmente complicado. Se nos escapan los días entre los dedos y no sabemos si tendremos viento para llegar hasta allí una vez que logremos salir de donde nos encontramos. De momento aquí no se mueve nada y comenzamos a estar preocupados… Las horas sin viento se dejan sentir, aunque las previsiones nos dicen que esta madrugada vamos a tener, por fin, ‘combustible eólico’ para movernos. La idea es entrar plenamente en la vertiente donde un chorro de aire nos impulse.por

En realidad, los cuatro somos conscientes de que traíamos una ruta muy complicada, pero que es la más próxima a la base de Novo que nos permitía ir y regresar prácticamente por el mismo sitio de este inmenso continente.  Y en el fondo de eso se trata: comprobar las posibilidades del Trineo de Viento en las rutas más complejas, porque por las fáciles, las que siempre van a favor de la corriente de aire, ya sabemos que no hay problemas. Lleguemos o no a la cima, lo cierto es que conseguiremos ir y volver en un recorrido de miles de kilómetros sólo impulsados por energía eólica. Si nada cambia drásticamente, nos quedaremos a tan sólo unos 150 kilómetros de ese punto, pero al final haremos casi 500 kms más de los previstos. Llevamos ya 36 días en la meseta antártica y aún nos quedan unos 1.300 kilómetros para el regreso a la costa. Así que nos vamos haciendo a la idea de aprovechar los próximos vientos para mover el vehículo en dirección norte o noroeste..

Por lo demás, hemos descubierto que los graves fallos con los hornillos se deben a un problema de contaminación de la poca gasolina que traíamos . En concreto, en un bidón pequeño que ya hemos identificado, pues el día que lo abrimos comenzaron a deteriorarse. Esto es un hándicap porque nos resta combustible y nos ha dejado un poco ‘vendidos’ con los tres que nos quedan, pero conocer el problema es un gran paso. Significativo: el único combustible que traemos contaminante, nos falla.

Ayer, nos costó horas y horas hacer el agujero para Paul Mayewski (más información AQUÍ) , pero todo salió perfecto. El resto (la ciencia para GESTA de la ESA, para MicroAirPolar, Sentinel, Helios, Antair, Aemet, etc) va sobre ruedas (metafóricamente hablando). Más trabajo nos cuesta SOLID, que además necesita de los vitales hornillos para los experimentos. Hemos hecho ya dos envíos y nos queda por ver cuántos más podemos hacer.

Y qué deciros del frío. Continúa intenso. Seguimos en 40º C bajo cero en algunos momentos. Eso si, dentro de las tiendas de Altus, aunque parezca mentira, con el sol la temperatura sube unos 40º C o 45ºC , hasta los cero grados. A mediodía, cuando tenemos una media de -30ºC,  podemos alcanzar los 12ºC en el interior. Un lujo en estas circunstancias.

Aquí el efecto invernadero es muy de agradecer, contrariamente a lo que le ocurre a la Tierra.

15 de Enero 2019. Lat: -79.38 Long: 46.4    Alt: 3.725 m.  Estacionados. Total= 1.247,5 kms

Soñamos ya con el chorro de aire que nos saque de este lugar. Seguimos parados en el mismo sitio que ayer y parece que hasta pasado mañana la situación no mejora. La buena noticia del día es que hemos conseguido desbloquear uno de los hornillos que estaban averiados. No es que esté totalmente reparado, es un triunfo parcial, pero nos ha animado mucho. Y la tarea ha sido ardua. Ahora lo que hacemos es filtrar toda la gasolina que nos dieron en Novo con uno de los filtros que traemos para el proyecto Solid. Tenemos de sobra y tener suficientes hornillos si que es fundamental. El viento, ya llegará. De hecho, según las previsiones de Aemet Antártida, pasado mañana llegará una corriente de aire que nos va a permitir, por fin, coger ese chorro de aire que nos llevará hasta el Domo Fuji, que se está haciendo de rogar… Nuestro plan es coger un vuelo que sale de la Antártida, desde Novo, el 7 de febrero, así que aunque aún tenemos días por delante, si este ‘impass’ se prolonga habrá que empezar a preocuparse. Estamos ahora a 1.600 kms de distancia del lugar de partida…

Por lo demás, aquí no se para nunca. Siempre hay alguna tarea. Hoy estamos haciendo una de las perforaciones de cuatro metros para el proyecto de Paul Mayewski del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine. Estas perforaciones sirven para ver las burbujas de aire que quedan enterradas con la nieve y así saber cómo era el clima en el pasado o qué partículas había en este lugar. A cuatro metros, podemos ver cientos de años. Es decir, lo verán los científicos cuando volvamos. Mayewski es un personaje. Él fue quien puso en marcha las famosas expediciones del ITASE, que durante décadas recorrieron este territorio antártico. Cuando Ramón le visitó el pasado año en Maine, se hizo ‘fan’ del Trineo de Viento y decidió participar con sus equipos de perforaciones móviles. Ahora, hacemos agujeros de cuatro metros, y no es fácil porque el hielo está duro. Tardamos unas cuatro o cinco horas. Y luego hay que recoger las muestras, sacar los datos, guardarlas… Y todo con un frío cada vez más intenso.

Y es que seguimos con ‘picos’ de 40ºC bajo cero, algo que algunos materiales ya empiezan a sufrir. Algunos cables eléctricos se nos han roto, porque se congelan y se convierten  en lo que se siente como un fino cristal, quebrándose a la mínima. Como tenemos repuestos, de momento todos los dispositivos funcionan estupendamente, pero está claro que las tensiones van a ir a más y la temperatura a menos…

¡Y ahora, a cavar!

14 de Enero 2019. Lat: -79.38 Long: 46.4    Alt: 3.725 m.  20 kilómetros Total= 1.247,5 kms

Horas y horas de costura en una expedición polar. Seguramente no os podíais imaginar que manejar hilo y aguja fuera una de las destrezas necesarias para recorrer la Antártida, pero es fundamental para formar parte del equipo del Trineo de Viento. Las últimas 12 horas, entre unos y otros, casi las hemos pasando enteras arreglando la cometa de 150 m2 que ayer resultó dañada. Creemos que nos ha quedado bien, a ver si soporta las presiones con este remate…. Más preocupados nos tienen los hornillos, porque parece que la gasolina que nos dieron para ellos podría tener algún problema y, claro, tenemos que seguir usándola. Le hemos dado vueltas a ver cómo podríamos ‘des-soldar’ las piezas pero no hay forma.

Ayer, logramos ‘rascar’ otros 20 kms de camino hasta que se cayó la cometa. Se veía venir…. Finalmente, nos hemos quedado ya entrando en la otra vertiente, la que queremos alcanzar para coger ‘buena racha’ porque aquí tenemos hoy viento en contra. Esto es un agujero de nieve blanday profunda. Como un espejo. El poco viento que tenemos es malo para la dirección que queremos seguir, porque aunque veréis en el mapa que nos aleja del Domo Fuji, es necesaria para salir de este ‘impass‘. Calculamos que nos quedaran unos 50 kms para estar plenamente en la otra vertiente.

Pero en #AntártidaInexplorada2018-2019 no paramos, así que, aunque Ignacio Oficialdegui anda un poco ‘tocado’ en la espalda por el tirón de la cometa de ayer domingo, hemos decidido hacer aquí otra de las perforaciones de cuatro o cinco metros para la Universidad de Maine. Será la tercera de las cuatro del plan. También llevamos recogidas más de 30 ‘piruletas’ para el proyecto MicroAirPolar. Las llamamos piruletas por la forma, pero son los filtros que recogen las partículas y demás microorganismos para los científicos de la Universidad Autónoma de Madrid, que por cierto nos cuentan que están ya en la Antártida, aunque muy lejos de nosotros. .. ¡Saludos desde Mar Tranquilidad a los científicos polares!

13 de Enero 2019. Lat: -79.33 Long: 45.128    Alt: 3.716 m.  50 kilómetros Total= 1.227,5 kms

Un DÍA NEGRO. Así vamos a recordar la tarde del 12 de enero. El peor de toda la Antártida Inexplorada 2018-19. El día ya comenzó mal, sin nada de viento en superficie. Hubo un momento, en el turno de Ramón y Manuel, en el que logramos subir nuestra ‘c0meta reina’ de 150 m2, pero con tiro totalmente lateral y las presiones en ese ángulo son brutales porque es muy agresivo. Más tarde, en el de Ignacio e Hilo también lo intentamos y …. ¡la cometa se desgarró! En superficie no había viento, pero de repente, a 20 metros de altura, teníamos una racha de 70 km/h (más o menos) y la tela reventó y partió la cuerda que va a los mandos. No sabemos exactamente cómo ha podido pasar, pero ha sido un gran revés.  Es la cometa principal de esta expedición. Evidentemente, vamos a repararla, no nos queda otra, pero no será fácil porque es un desgarro, no una rotura limpia. Habrá que aplicarse con la aguja y el hilo.

Para colmo, no fue lo único que ocurrió en la funesta jornada. ¡Se nos han estropeado dos hornillos! y otro lo tenemos en la UVI… Y eso si que no lo podemos arreglar: se han soldado unas piezas de estas cocinas no sabemos si debido a la temperatura, a la altitud o a que  la gasolina que traemos tiene algún tipo de residuo o partículas que hacen que la combustión no sea buena. Esos hornillos son fundamentales para seguir adelante porque con ellos cocinamos y derretimos el agua. Lo único contaminante que nos traemos… ¡y falla! Traíamos seis, así que nos quedan tres, pero como no sabemos la causa, nos preocupa. En realidad, ya habíamos visto que alguna iba un poco mal, pero no le dimos importancia. A partir de ahora, tras casa uso, la vamos a limpiar concienzudamente para eliminar cualquier residuo, por si fuera eso. Si nos quedáramos sin cocinas, habría que pedir un rescate y no queremos ni pensar en ello.

Pese a ambos desastres, esta mañana estamos más animados. Se levantó algo de viento arriba que nos ha permitido avanzar decenas de kilómetros hacia la salida del Mar Tranquilidad. Hasta los compañeros de Aemet nos decían desconcertados que no sabían qué previsiones enviarnos, pues justo aquí están chocando dos anticiclones, pero avanzamos. Llevamos la cometa de 120 m2, que no es lo mismo, pero va bien.

((INTERRUPCIÓN VÍA SATÉLITE)

Manuel Olivera (a los mandos): ¡Se va, se va el viento! ¡¡Se cae!!

Ramón Larramendi (copitolo): «¡Cuidado! ¡Sube la cometa! ¡Venga, los dos a una! ¡Asíiii!! ¡Bien! 

¡Perdonad! Se caía por falta de viento abajo, pero la hemos recuperado a lo más alto, aunque cuesta porque es viento flojo, pero queremos hacer hoy al menos otros 40 kilómetros entre los dos turnos y pasar a la vertiente donde nos esperan los vientos que nos llevarán en la buena dirección. Eso nos ayudará a superar los dos problemas de ayer 12 de Enero, que acabó muy mal.

12 de Enero 2019. Lat: -79.23 Long: 42.53    Alt: 3.685 m.  4’5 kilómetros Total= 1.177,5 kms

Hoy estamos de nuevo en el Mar Tranquilidad. Es impresionante la falta absoluta de viento en esta inmensa llanura blanca donde nada se mueve. Día forzoso de descanso, aunque Ignacio e Hilo intentan levantar la cometa gigante por ver si arriba hay alguna corriente de aire… Ramón y Manuel también lo han intentado, pero sin ningún éxito. Prácticamente no nos hemos movido, así que tuvimos tiempo para enviar otra foto: esa imagen de Hilo dentro de la tienda derritiendo muestras de hielo para el proyecto SOLID del Centro de Astrobiología. Hay que aprovechar estos parones para poner al día todos los trabajos científicos.  Cómo véis está muy abrigado dentro de la tienda. No es para menos. Las temperaturas han llegado hoy a los 38ºC bajo cero y sabemos que van a ir a menos…

Hoy, una de las operaciones complejas ha sido mover el trrineo de viento para cambiarlo de dirección. La nieve en esta vertiente está más blanda y no ha sido fácil moverlo, después de que ayer quedara cruzado al avanzar con el viento que había a 200 metros de altura. Se clava mucho. Sabemos que nuestro reto es alcanzar la otra vertiente, donde nos espera un viento que nos llevará a Domo Fuji. Mientras alguna brisa nos saca de este Mar Tranquilidad…. a esperar y coger fuerzas.

11 de Enero 2019. Lat: -79.21 Long: 42.46    Alt: 3.687 m.  45 kilómetros Total= 1.173 kms

Manuel Olivera entrando por la trampilla del techo de la base Plateau Station. Lo demás, bajo el hielo. Un agujero negro…

Nos movemos. Por fin estamos en marcha, aunque lenta… La cometa grande casi no la vemos. Va a 20o metros de altura, aprovechando una ráfaga de viento que nos lleva a unos 4 km/h por esta meseta. Apenas nos quedan 170 kms para llegar al Domo Fuji en recto, pero si os fijáis en el mapa estamos dando un rodeo hacia el este porque tenemos que salir de este Mar Tranquilidad. Queremos llegar hacia la otra vertiente del Domo Fuji para cogerlo desde ahí hacia la cumbre. Ayer tarde, el turno de Hilo e Ignacio no tuvo suerte. ¡Y lo intentaron! Sacaron la cometa, la subieron, pero apenas a los 3 kms se desplomó sin ‘combustible’ eólico.

A la cuatro de la mañana, Ramón y Manuel retomaron los mandos. De momento llevamos 41 kilómetros recorridos y avanzando, lentos (a 4 km/h) pero sin pausa. Ha habido un momento malo, cuando se nos cayó la cometa. No hay viento en superficie así que levantarla fue una odisea, pero lo logramos. Esperemos que sigamos viéndola allá en lo alto, como un punto rojo pequeño en el cielo. Hoy navegaremos sin fin mientras el viento nos lo permita. No podemos permitirnos quedarnos bloqueados y tenemos aún mucho trabajo científico por hacer en Domo Fuji. En realidad, hemos estado poco tiempo parados en este mes de travesía para haber escogido una ruta que sabíamos que era con poco viento. Ese era nuestro reto: avanzar por donde las condiciones son las menos favorables posibles.

Hecho por Hugo Castillo, de Sexto de Primaria.

Nos cuentan que los niños y niñas del Colegio Maristas Santa María del Prado, de Talavera de la Reina (Toledo) ¡están haciendo unos trabajos espectaculares con nuestra expedición del Trineo de Viento! Dibujos, maquetas, pósters… Todo un seguimiento de nuestra aventura. Son todos de Primaria y desde aquí queremos enviarles un mensaje: «Queridos Hugo, Ike, Inés, Javier, Juan, Luis, Raúl, Sofía y resto de compañeros, estamos deseando regresar para poder ver vuestros trabajos. Nos hace muchísima ilusión vuestro interés en nuestra expedición porque queremos que en el futuro haya muchos más expedicionarios del Trineo de Viento y vosotros si os esforzáis podéis serlo y un día navegar haciendo ciencia y exploración por el corazón de la Antártida. Un abrazo de Ramón, Hilo, Ignacio y Manolo».

¡Seguiremos informando!

10 de Enero 2019. Lat: -79.35 Long: 33.54    Alt: 3.663 m. Estacionados. Total= 1.128 kms

Seguimos en Plateau Station. Parece que las buenas rachas se nos resisten… Pero no es una sorpresa. Desde antes de iniciar la expedición por la Antártida inexplorada sabíamos que esta era la zona con menos viento de toda la meseta porque es el lugar donde el viento polar se origina, así que paciencia. En línea recta estamos a apenas 180 kms de Domo Fuji, pero vamos a tardar días en alcanzarlo, y dando un rodeo. No es que no tengamos viento, es que el poco que ha habido iba en otra dirección. Hemos bautizado este lugar como Mar Tranquilidad, como el que visitaron Armstrong, Aldrin y Colins en la Luna con el Apolo XI hace 50 años (los mismos, por cierto, que este lugar lleva abandonado). Ahora mismo no se mueve nada. Esta mañana, con una floja brisa, Manolo y Ramón ya intentaron salir de aquí con la cometa puesta a más de 60º del trineo y colocando todo el peso en un lado, pero era imposible. Fracaso total.

Como podéis imaginar, dado que estamos varados hemos vuelto a entrar en la base enterrada en el hielo. La conocemos ya como la palma de la mano. Y hemos encontrado algo nuevo: ¡un laboratorio de revelado de fotografía! De lo que no hemos visto ni una señal es de la visita de los alemanes de 2017… Luego, nos llevó un buen rato volver a cerrar la trampilla para dejarla como la encontramos, con sus bambús señalizadores bien puestos. Quién sabe cuando volverá alguien por aquí. Es como una cápsula del tiempo congelada para tiempos venideros, si es que no se hunde. Supuestamente, hay otro edificio más pequeño en las cercanías, pero ni idea de dónde puede estar bajo esta infinita planicie blanca.

Desde luego el valiente del día ha sido Manuel, que se ha subido a la torre de casi 40 metros que tenemos junto al Trineo de Viento, una especie de andamio viejo que daba miedo. Quería hacer unas estupendas fotos desde allá arriba. Los demás, abajo, confiando en que aquello no se derrumbara.

Para nuestros científicos: ya hemos hecho todos los experimentos y tomas de datos que teníamos pendientes en este punto. Mientras Ignacio e Hilo dormían, Ramón y Manolo han aprovechado para hacer inventario de las provisiones que nos quedan y tenemos para los 55 días previstos, más una semana de seguridad, por si algo ocurriera. La misma situación con el combustible con el que cocinamos. En realidad, estamos comiendo poco. En lo único que vamos por encima de la media es en el consumo de galletas. Claro que otras cosas, como el chorizo o el jamón, nos lo racionamos, porque si no ya no quedaba.

También hemos cambiado los turnos. Hace tanto frío, casi 40ºC bajo cero por las noches, que en esas horas no se puede pilotar ni trabajar, y la cosa irá a peor. Ahora, Ramón y Manuel están despiertos de tres de la mañana a 12 horas e Ignacio con Hilo de 12 a 21 horas. Luego paramos. Tenemos que ser muy estrictos con los horarios.

Mañana viernes parece que vamos a tener algo de viento, así que tomaremos el rumbo que nos permita sortear este Mar Tranquilidad antártico para poder encararnos con el Domo Fuji lo antes posible… Lo estamos deseando.

9 de Enero 2019. Lat: -79.35 Long: 33.54    Alt: 3.663 m. Estacionados. Total= 1.128 kms

Con la primera foto enviada desde Antártida Inexplorada 2018-2019

Una visita emocionante. Entrar en la base científica norteamericana Plateau Station ha sido un viaje de exploración en el tiempo. Y no ha sido fácil. Junto a la claraboya visible en superficie, que parece media burbuja incrustada en el hielo, primero hemos tenido que excavar en ese hielo para dejar libre una trampilla que da a la parte superior el edificio principal, abandonado hace medio siglo. De hecho entramos por el techo, a dos metros de distancia del suelo. Una vez dentro, enseguida hemos notado el aire putrefacto. Se nota que lleva años sellado del exterior. Las últimas visitas fueron de la expedición motorizada Travesía Científica Noruega-Estadounidense a la Antártida Oriental, que tuvo lugar en 2007, y también pasó por allí una expedición alemana que incluía gente del Alfred Wegener Institute en 2017. Os compartimos algunas de sus fotos mientras enviamos las propias…

Por si la trampilla se nos cerraba, siempre alguien de los cuatro se ha quedado fuera y también hemos puesto una cuerda para ayudarnos a salir y a no perdernos. Dentro todo es oscuridad. Mejor no imaginar lo que hubiera pasado si se nos cierra es trampilla desde fuera con todos dentro, en mitad de la nada, enterrados en hielo… De hecho, Ramón se ha quedado solo dentro un rato, dice que ha apagado un momento la luz, y reconoce que no era una sensación nada agradable… ¡Cómo iba a serlo a 50ºC bajo cero y enterrado!

@Sepp Kipfstuhl/ AWI / Spliegel

Nada más bajar, aterrizamos en lo que parece un taller, con herramientas, tornillos y artilugios de los que debían usar los científicos que la ocuparon entre 1966 y 1969. Allí mismo ya hemos empezado a toser al respirar ese aire tan viciado.

Lo  primero ha sido encender las linternas. De la zona de taller, pasamos a un hall con dos sofás y un lámpara que parece sacada de una película de época. Ignacio dice que es ‘estilo Napoleón’, así que imaginad el shock que supone encontrarla aquí enterrada, en medio de la Antártida. En la pared, un calendario de 1969. Más adelante, pasamos a un comedor con una mesa y ocho sillas… Y  más allá hay varias habitaciones con literas de dos camas para ocho personas, aunque en alguna no hemos podido entrar porque estaba cerrada. Es el escenario perfecto para que apareciera el extraterrestre de la película ‘La Cosa’.

También hay un espacio con material médico perfectamente ordenado: medicinas, instrumento de cirugía, un fonendo… En los armarios y mesillas, las sábanas bien guardadas, así como ropas del ejército americano. Y lo mismo pasa en los baños.  Nada que ver con el caos que vimos en el interior de la base radar Dye-3, que visitamos en 2014 en Groenlandia,  donde parecía que habían abandonado el lugar deprisa y corriendo y aún tenía comida en la mesa 25 años después…. Aquí todo está en orden. La única nota discordante son fotos de chicas desnudas que hay en algunas habitaciones. Teniendo en cuenta los años que hace que fue ocupada, igual fue la única presencia femenina en este lugar. Hay también muchos libros y revistas de National Geographic del año 1968. Y de Playboy.  Y fotos de expediciones con trineo de perros, que hace décadas que no se hacen en la Antártida.

En nuestra exploración ‘subterránea’ hemos entrado también a una sala de telecomunicaciones con máquinas de escribir y radioteléfonos que hoy nos parecen antidiluvianos. Ha pasado medio siglo pero parece que venimos de otro planeta a nivel tecnológico. En la cocina se nota la presencia americana: sopas Campbell, muchos cereales, salchichas frankfurt, salsa de tomate.. Y cajas y cajas de comida. Todo congelado, pero caducado hace décadas. Está claro que las salchichas es típica comida polar desde hace tiempo. Como curiosidad, Ramón ha encontrado el papel de un registro de mercancías sellado ¡el mismo día que nació de 1969! Un bonito recuerdo que no ha podido evitar quedarse. Total, nadie lo echará de menos.

Pensamos que el edificio tendrá unos 200 metros cuadrados de superficie. Lo que no se  sabe es cuánto aguantará porque el techo ya se está resquebrajando con el peso acumulado de la nieve congelada y el suelo está muy destrozado. Eso generaba una sensación de inseguridad permanente…

En un tablón, había una foto dejada por la expedición noruego-americana de 2007, firmada por sus miembros, así que antes de irnos hemos hecho lo propio, dejando una pequeña bandera de España y un parche de nuestra expedición con nuestras propias firmas. De los alemanes de hace dos años no hemos visto ninguna señal.

Al final, hemos estado unas dos horas dentro porque Plateau Station es un atrayente lugar, aunque muy tenebroso. Salir tampoco ha sido fácil. Hemos tenido que trepar, subiéndonos a respaldos de algunas de las sillas y ayudándonos por las cuerdas para alcanzar la superficie. Una vez fuera, ¡qué gusto sentir más calorcito y un aire puro!

No obstante, si seguimos aquí por el viento, seguramente volveremos a entrar porque explorar esta ‘cueva de hielo’ y en esta inhóspita zona de la Tierra, es una tentación irresistible… Desde luego, ha sido un buen lugar para celebrar que estamos a mitad de la travesía Antártida Inexplorada, y también ya con la mitad de la comida y del combustible para guisar y beber, así que habrá que celebrarlo con una copita de ron y un habano. También es el lugar perfecto para hacer las fotos con las banderas y nombres de nuestros mecenas y para unos cuantos trabajos científicos…. ¡que ya nos esperan!

Sabemos que desde aquí entramos en la zona con menos viento de toda la Antártida hasta llegar a Domo Fuji. Es la parte más difícil, pero estamos seguros de que lo vamos a conseguir.

8  de Enero 2019. Lat: -79.35 Long: 33.54    Alt: 3.663 m. 237 kilómetros. Total= 1.128 kms

¡¡Impresionante jornada ayer lunes!!. Doce horas sin parar. 237 kilómetros en una etapa que fue una auténtica paliza, pero que nos permitió alcanzar la base científica Plateau Station antes de lo que pensábamos. Y aquí estamos, a 20 metros. Detrás del Trineo de Viento tenemos unas antenas y una torre de unos 40 metros de altura. No se ve más. Tan sólo una claraboya en el suelo nos dice que ahí debajo del hielo hay edificaciones, casas, oficinas, laboratorios y todo lo que constituye una base científica. Lleva 50 años abandonada (desde enero de 1969) porque era muy complicado venir hasta aquí y tenía fallos energéticos importantes. Nosotros cuatro estamos entusiasmados de haber llegado, y también estamos agotados…

El día había comenzado con muy buen viento y en la dirección perfecta (noreste), así que tras descansar durante tres horas, el turno de Ramón y Manuel, a las dos de la mañana, iniciaron una jornada que decidimos prolongar sin parar para aprovecharlo. Ignacio e Hilo habían tenido que soportar de noche hasta 37,5ºC bajo cero… En este siguiente turno lo malo fueron los problemas que tuvimos con la cometa. Se nos enganchó, se hizo un nudo grande en las líneas y salió volando, poniendo el Trineo de Viento en marcha inesperadamente. Ramón estaba en el vehículo, pero ¡casi perdemos a Manuel! Se dio una gran carrera para alcanzarnos. Finalmente paramos y nos llevó más de tres horas arreglar el lío sin bajar la cometa.

Desde ahí seguimos y seguimos, cocinando y comiendo en marcha, hasta que vimos las antenas de la Plateau Station. Estábamos a sólo 11 kms de distancia, así que nadie ganó la apuesta de la distancia a la que la divisaríamos, pues pensábamos que sería mucho antes, como nos ocurrió en 2005 al llegar a la base de Vostok.

Al final, estos 237 kilómetros han sido una auténtica paliza física. El único que al llegar ha tenido fuerzas para explorar un poco ha sido Ignacio Oficialdegui. Consiguió encontrar en la claraboya visible de la base una trampilla, averiguó cómo se abría y se coló dentro. No había luz, pero nos cuenta que ha distinguido mesas, camas y hasta una revista del año 1969… Hacía dentro un frío espantoso. Cree que  menos 55ºC o 60ºC. Cuando ha salido a los menos 37ºC del exterior ¡le parecía que hacía bueno! Al final, decidimos dejar la exploración para hoy.  Todos estamos deseando entrar en esa ‘cueva’ fosilizada en el hielo desde hace décadas.

Llevamos ya casi la mitad de la travesía. Un total de 1.128 kilómetros. Al final, nuestra ruta será de unos 2.400 kms y no los 2.000 kms que creíamos, porque hemos tenido que dar algún rodeo.

En este punto nos quedaremos un tiempo a trabajar duro, pues tenemos que hacer algunas perforaciones para el proyecto de la Paul Mayewski de la Universidad de Maine, para el proyecto SOLID del Centro de Astrobiología (que dirige Victor Parro) y en general para todos las investigaciones que traemos a bordo del Trineo de Viento.

Mañana os contaremos que hemos encontrado en el interior de Playteau Station. ¡No os lo perdáis!

6  de Enero 2019. Lat: -78135 Long: 30.44    Alt: 3.518 m. 80 kilómetros. Total= 891 kms

¡Gracias Magos de Oriente! La madrugada pasada un viento perfecto en potencia y dirección (noreste) nos levantó antes de lo previsto y desde entonces no dejamos de navegar por un terreno perfecto. ¡Justo lo que habíamos pedido nosotros para el Día de Reyes! Y también sabemos que muchos de nuestros seguidores lo habían hecho de nuestra parte. Ayer, con condiciones bastante peores,  acabamos el día con 80 kms más de recorrido, así que no está mal dado el poco viento que había.

Lo peor es que el frío comienza a ser cada vez más intenso, a medida que subimos en altura. Ya estamos a más de 3.500 metros de altitud y cada grado menos se nota en el cuerpo; también se nota que se acerca el otoño antártico y sabemos que las temperaturas, ya gélidas, van a empeorar: la pasada noche Hilo e Ignacio soportaron estoicamente casi 35º C bajo cero pilotando en el exterior. La verdad es que en sorteo les tocó el peor turno en cuanto a temperaturas. Y lo peor  llegará cuando bajen: en poco tiempo podremos alcanzar los menos 40ºC, temperaturas de las que nos defendemos con un buen equipamiento, pero que son muy duras. Finalmente, el equipo del turno de noche tuvo que parar, después de una jornada de 11 horas en total. Hasta que llegó el viento que estábamos esperando: a las tres de la mañana comenzó esta fuerza eólica fantástica que ahora nos empuja. Nos gustaría que escucháseis el sueve deslizar del Trineo de Viento por esta superficie impoluta. Inmediatamente, Ramón y Manuel se pusieron en marcha. ¡No podemos desaprovecharlo! De hecho, os hacemos llegar esta información mientras navegamos al ritmo perfecto.

Como no tenemos muchos entretenimientos, hemos hecho una apuesta a ver quien ve primero la gran antena que dejaron en la base Plateau Station los americanos en 1966, en su día con la tecnología más sofisticada que existía. ¿Será a 40 kilómetros? ¿A 50? ¿Qué equipo será quien la vea aparecer en este horizonte blanco infinito? Es posible que antes veamos una estación meteorológica que dejaron unos científicos holandeses (Universidad de Utrecht) instalada en 2007, cuando pasó por esta zona la Norwegian-U.S. Scientific Traverse of East Antarctica, que es la última gran ruta científica que ha estado por estos lares.

Hasta que hemos llegado nosotros.

5  de Enero 2019. Lat: -78.16 Long: 27.31    Alt: 3.482 m. 37,2 kilómetros. Total= 811 kms

Entre las doce de la noche y las tres de la madrugada hemos tenido una gran actividad solar. Nos avisaron los investigadores de la ESA para que conectáramos los equipos que traemos y poder captar las variaciones. En realidad, nosotros no notamos nada especial. Si hubiéramos estado en el Ártico igual habríamos visto espectaculares auroras boreales, pero aquí el día es permanente y no ha sido posible.

En realidad no ha sido una tormenta solar, que es generada por erupciones solares que desprenden masa de la corona de nuestra estrella. En este caso el Sol estaba bajo mínimos, pero se abrió un agujero en su corona, que viene a ser su atmósfera, y por ahí salió viento solar, es decir, una ráfaga de partículas que viajó en dirección a la Tierra. La colisión con nuestra atmósfera puede generar el espectáculo de una tormenta geomagnética que puede durar varios días e ilumina las noches de las fascinantes auroras. Por ello era importante recoger datos, aunque nosotros no las viéramos, en unos momentos muy precisos, así que tuvimos que parar el Trineo de Viento aunque eran las mejores horas para nuestro avance. Al final hicimos pocos kilómetros ayer: únicamente 37 kms, pero mucho trabajo científico que seguro que será de interés para GMV y la Agencia Espacial Europea.

También es verdad que a medida que subimos en altura la atmósfera tiene una densidad menor, sobre todo tan cerca del Polo Sur, lo que provoca que tenemos más problemas de sustentación de las cometas y por tanto para coger velocidad. Además, para controlar la dirección que llevamos cuando el viento no viene exactamente como queremos, tenemos que utilizar un sistema de maromas de cuerda que frenan al Trineo de Viento. En definitiva, que aunque pensábamos que una cometa de 150 m2 era ya gigantesca, para futuros viajes hay que traer una aún más grande: de 200 m2. Ya sabemos ponerla en altura perfectamente.

Como hoy es la noche de Reyes y aunque sabemos que los Reyes Magos no vendrán por estos lares, les pedimos…. ¡una etapa de 150 kms! Es lo que necesitamos para llegar a Plateau Station.

4 de Enero 2019. Lat: -78.1 Long: 27.1    Alt: 3.470 m. 90 kilómetros. Total= 773,8 kms

¡¡¡35 kilómetros por hora!!! Esta es la velocidad de vértigo para estos lares antárticos que ayer llegó a alcanzar el Trineo de Viento mientras pilotaban Ignacio e Hilo. Si a 10 kms/h ya sentimos que vamos deprisa, a esa velocidad parecía que voláramos sobre la meseta antártica. El riesgo era que acabáramos con el vehículo destrozado en cualquier sastrugi inesperado, así que enseguida nuestros pilotos bajaron la cometa y echamos el freno. El viento les había subido de repente cuando iban con la grande de 150 m2 . Es brutal la potencia que puede alcanzarse en unos minutos.

La mañana había sido tranquila y el primer turno de Ramón y Manuel avanzó unos 35 kilómetros, pero como siempre pasa, a la caída del Sol, que no dejamos de ver un momento, volvió a subir y mucho más de lo esperado. El terreno es bueno, pero no sabemos si a 300 metros hay un sastrugi y  nos le podemos ‘comer’, literalmente, y acabar colapsando el sistema. De hecho, a 35 kms/h íbamos dando botes, así que parar y cambiar a una cometa más pequeña fue la decisión perfecta. En total, hicimos en el día 90 kilómetros que nos acercan más y más a la base Plateau Station que, a unos 300 kms, es nuestra próxima meta.

De momento, nuestras previsiones son de tiempo estable, con viento en superficie de hasta 30 kms/h y bastante más flojo en altura, lo que nos complica subir las cometas más grandes, aunque ya tenemos todo un protocolo. La única nota negativa de la jornada es un incordioso dolor de muelas que desde ayer afecta a Manuel Olivera, una infección que anda tratándose con antibióticos. Pero ahora mismo está a los mandos de las cometas como un campeón. Atrás, Hilo e Ignacio intentan dormir tras una intensa noche de ‘Fittipaldis’. O a lo mejor están leyendo esos libros que nos evaden del lugar… Para los más curiosos, Hilo anda inmerso en ‘La Odisea’ de Homero y Ramón e Ignacio (como hacen turnos distintos) comparten un novelón sobre esclavismo en el siglo XIX. Manuel tiene una policiaca entre manos. Todo sea por trasladar la mente a otro lugar…. con más calorcito porque los menos 30ºC del exterior hacen mella.

3 de Enero 2019. Lat: -77.42 Long: 22. 49   Alt: 3.419 m. 82 kilómetros. Total= 683,8 kms

El viento juega con nosotros. Sube, baja, rola… Como la batalla de Don Quijote, pero no contra molinos sino contra invisibles gigantes que hay que dominar para seguir adelante. Esa fue ayer la sensación durante casi toda la jornada. Si cambiábamos la cometa de 150 m2 por la de 100 m2, de repente se quedaba suave como una brisa… Si volvíamos a la grande, se nos enfrentaba con una potente corriente inesperada. Nos sentíamos títeres en nuestro pequeño Trineo de Viento, pero con muchos cambios y mucho trabajo logramos dominarlo y avanzar otros 82 kilómetros. Fue, además, una ‘batalla’ en un terreno malo, del que el vehículo, con nosotros dentro, salió en perfectas condiciones.

Ramón está eufórico. Es impresionante la solidez de este nuevo Trineo. Ni un solo nudo hemos tenido que hacer en 22 días, ni una sola reparación, frente a lo que ocurría en experiencias anteriores, árticas y antárticas. Está claro que este es el modelo a seguir. Y lo mismo ocurre con las placas solares. Son capaces de suministrar energía a tanto artilugio electrónico como llevamos ‘on line’ sin ningún problema.

La única preocupación que tenemos es que tras el retraso de los primeros días, vamos con un poco de retraso, aunque si estamos en el plazo previsto. Pero en algún momento pensamos que podríamos terminar a finales de enero, en lugar de mediados de febrero. Ahora mismo, navegamos con un viento suave perfecto en un terreno que también lo es. En general, es mucho más fácil la navegación del Trineo de Viento en la Antártida que en Groenlandia, porque la nieve está más dura y desliza mucho mejor. Tanto es así que podemos mover los 1.800 kilos entre dos personas cuando tenemos que colocarlo en posición para la salida. Sólo si queda cruzado totalmente, necesitamos estar lo cuatro para esta operación. Eso en el Ártico es imposible.

A nivel científico, estos días estamos tomando datos de una tormenta solar para la ESA  y GMV: hay que saber si afecta a la recepción de las señales de lo satélites Galileo y aquí, donde la atmósfera es más fina, es importante tener información. Son sus científicos quienes nos van avisando vía satélite de estos momentos especiales.

Tenemos claro que nos vamos a pedir a los Reyes Magos un viento de esos que nos permitan tener una etapa de 150 kilómetros, un empujón que nos ayude a acortar el tiempo de la expedición con todo el trabajo hecho. La verdad es que, en general, estamos con poco apetito debido a la altitud, así que no nos faltarán suministros. Consumimos menos calorías y proteínas de las que teníamos prevista en nuestra dieta. Las vitaminas, ante la falta de fruta o verdura, las ingerimos en pastillas.

Vamos que ese empujoncito…… ¡qué bien nos vendría para llegar por fin a la base Plateau Station!

2 de Enero 2019. Lat: -77.15 Long: 16. 56   Alt: 3.417 m. 46,3 kilómetros. Total= 601,8 kms

¡Ya estamos en 2019! Y seguimos navegando por el interior de la Antártida, hoy a gran velocidad…. Tanta que vamos a tener que parar para cambiar la cometa de 150 m2 por otra más pequeña. El Trineo de Viento está dando unos tremendos bandazos sobre sastrugis, ya sabéis, esas protuberancias que el viento hace en el hielo). Son de hasta medio metro y es peligroso para el vehículo. Hay que bajar la velocidad a la que vamos….

Los dos últimos días del 2018 fueron de ‘calma chicha’, tal como nos venían anunciando de Aemet Antártida. Fue el momento de poner en marcha el proyecto Solid del equipo de Víctor Parro (Centro de Astrobiología, INTA-CSIC), ese dispositivo que permitirá detectar señales de vida en Marte en una futura misión a Marte y que traemos a bordo para ver cómo funciona. Se trataba de lograr enviar una imagen en condiciones extremas hasta Madrid, del mismo modo que se hará robóticamente desde el planeta rojo, situado a 227 millones de kilómetros de distancia de nuestra Tierra. Y lo logramos tras varias hora de trabajo. Fue un buen colofón para este intenso año.

Como no podía ser menos,a las 12 en punto de la noche, hora peninsular en España, tocamos las campanadas con lo primero que teníamos a mano y nos tomamos 12 almendras en sustitución de las uvas. Una copita de ron, unos turrones de Jijona y una buena música nos bastaron para recibir a 2019 como se merece. Estamos seguros de que este año será el del gran hito del Trineo de Viento: la circunvalación interior de toda la Antártida. Esa es nuestra meta para el 2019 y  brindamos por ello. También por llegar ahora a nuestra meta, pero somos así: no hemos salido de una y ya estamos pensando en la siguiente.

Ayer, día 1 de enero, a media mañana se levantó por fin el viento, así que Ramón y Manolo tomaron las riendas y avanzaron unos 30 kilómetros, pero por la tarde, en el turno de Ignacio e Hilo, la cosa se puso mal de nuevo: durante nueve horas  sólo recorrieron 15 kilómetros.

Hoy, como os decimos, el panorama de nuevo es muy diferente. Una vez recogido el instrumental científico, los del equipo matutino nos hemos puesto en marcha sobre una superficie en la que han comenzado a aparecer sastrugis cada vez más grandes y más temibles a la gran velocidad que llevamos. Dudamos mucho que atrás hoy puedan dormir algo los compañeros.

De hecho, tenemos que parar ya y bajar de marcha, es decir, cambiar cometa, así que….

¡Hasta la próxima!

29 de Diciembre. Lat: -76.73 Long: 15. 83   Alt: 3.404 m. 77 kilómetros. Total=555,5 kms

Hemos llegado a los 3.404 metros de altitud. La misma que tiene el Aneto, el pico más alto de los Pirineos. Debemos decir que estamos sorprendidos con las buenas condiciones de viento que estamos teniendo estos días aún cuando las previsiones son malas… Ayer pensábamos estar todo el día parados, pero por la noche se levantó un viento fantástico y al final avanzamos 77 kilómetro. Por la noche, al caer la temperatura, hay más viento y no queremos desaprovecharlo. Así que se fueron al garete nuestros turnos. Eran las 11 de la noche, cuando Ignacio e Hilo, en su turno, decidieron levantar la cometa de 150 m2 y ponerse en marcha, sin parar a descansar: el descanso era en teoría de 12 de la noche a 6 de la mañana. A las tres de la madrugada, les tomaron el relevo en marcha Ramón y Manolo, hasta las 1o.30 horas, que paramos porque nos llamaron de varias emisoras de radio desde España y a veces en movimiento no es posible una buena conexión.

Ahora todo el funcionamiento del Trineo de Viento está ‘engrasado’ y las operaciones son mucho más ágiles que los primeros días. En realidad, hemos cogido una rutina que queremos que continúe porque nos hace sentir muy seguros, aunque el viento nos descabale los turnos… Ayer y esta mañana pasamos unas cuantas horas volcando datos de la ESA y GMV en el ordenador. También buscando soluciones para colocar la anemoveleta que traemos del proyecto MicroAirPolar y que se mueve demasiado cuando el Trineo está en movimiento debido a las irregularidades que hay. Tendremos que instalarla cuando estamos parados.

Por lo demás, Ramón intenta conectar con los japoneses de la estación de Domo Fuji, pero no lo consigue de momento…

Ah, y no os lo hemos dicho, pero ¡nos traemos uvas de la suerte! Y nos las tomaremos como indica la tradición. Eso si, no oiremos las campanadas del 2019. En realidad, aquí no se escucha nada más que el viento y el deslizar de nuestro trineo…

28 de Diciembre. Lat: -76.43 Long: 15. 50   Alt: 3.334 m. 169 kilómetros. Total=478,5 kms

¡Pedazo de etapa de 12 horas sin descanso! Ignacio e Hilo han batido de momento el récord de permanencia a los mandos del Trineo de Viento en esta expedición, culminando un día (y noche) fantástico en el que hemos avanzado 169 kilómetros de una tacada. Con 34º bajo cero es una proeza. Cuando ambos, a las tres de la pasada madrugada (la del viernes 29) entraron en la tienda a descansar -llevaban desde las tres de la tarde pilotando, parecían estatuas de hielo, con los carámbanos colgando de la máscara y de sus capuchas. Es indescriptible el frío que hace por estas tierras. El caso es que se pusieron a los mandos con un viento favorable estupendo y decidimos que había que aprovecharlo, pues nos llegan días de vientos con una dirección poco clara. De hecho, ahora ya estamos parados.

Ya antes de este turno, el de Ramón y Manolo fue bueno también. Sacaron una media de 10 kms/h , la velocidad perfecta con la cometa grande funcionando a tope sobre un terreno que invitaba a continuar. Tanta es la tranquilidad con la que vamos que en uno de los turnos ¡Manolo se quedó dormido al ‘volante’!, es decir, a las poleas. Bien es verdad que ha costado regular el sueño con los cambios de turnos y que el suave deslizar del Trineo de Viento, con la vista hipnótica en las cometas, resulta relajante. El caso es que se echó una cabezadita, la cometa se cayó y tuvimos que ir a buscarla a más de un kilómetro de distancia. Eso si, la ventaja es que aquí no hay con qué chocarse. Ni multas.

Ahora  vamos a intentar colocar una anemoveleta que traemos para el proyecto de MicroAirPolar y Aemet. Hasta ahora, entre ventiscas y demás, no hemos podido ajustarla totalmente. También vamos a probar el dron que traemos para grabar imágenes. Debe ser impresionante vernos desde arriba en esta inhóspito lugar.

27 de Diciembre. Lat: -75.37 . Long: 11.27   Alt: 3.354 m. 53 kilómetros. Total=309,5 kms

Las cometas gigantes son complejas de manejar cuando hay viento fuerte en superficie y flojo en altura. Requieren una técnica que estamos desarrollando sobre la marcha. Es impresionante la potencia que puede alcanzarse con una cometa de 120 m2 o de 150 m2. Lo difícil es lograr que no se descontrole hasta que llega a la altura adecuada e impedir que se llene de la nieve que corre continuamente por la superficie. Con el peso sería totalmente imposible hacerla subir. Finalmente, Ramón y Manuel han puesto en marcha en estas últimas horas una eficaz estrategia: la despliegan, luego la enrollan y por último la vuelven a desenrollar lentamente según va subiendo y subiendo… Eso si, las cuerdas deben estar perfectamente alineadas y en lugar exacto, a 35º del viento.

La tarde de Nochebuena y el día de Navidad dimos un pequeño empujón más de medio centenar de kilómetros, hasta que llegamos, ya en el turno nocturno de ese segundo día a una ‘calma chicha’ que nos obligó a parar. Por la mañana, el equipo diurno aprovechó para hacer arreglos menores en el Trineo de Viento. También era la ocasión perfecta para coger el taladro que traemos del Instituto del Cambio Climático de la Universidad de Maine y hacer un agujero de cuatro metros de profundidad. Hilo e Ignacio dedicaron muchas horas vespertinas al asunto porque no es nada fácil perforar una nieve-hielo que está realmente dura. Es mucho más costoso que en Groenlandia. Pero lo lograron y ya tenemos a buen recaudo las primeras muestras de hielo para analizar cómo fue el pasado climático en esta zona del continente.

Lo más llamativo de estos días ha sido encontrar huellas de otros seres humanos, en realidad de sus vehículos, en este gran desierto blanco. Nos hemos cruzado con las rodadas de la expedición rusa que está en la Antártida para hacer un documental sobre sus 200 años de descubrimientos. En esta inmensidad, las profundas huellas de sus vehículos motorizados nos dicen que no hace mucho que pasaron camino de Vostok.

El resto va como la seda. Una vez cogida la dinámica, todo funciona. Hay dispositivos que tan sólo que requiere cierta vigilancia y otros, como las antenas de MicroAirPolar o las de la ESA y GMV, que cada día manejamos con más soltura. Según las previsiones de NOA (la agencia meteorológica americana) hay un máximo de viento solar mañana día 28, entre 18 y 21 horas (GTM), así que tomaremos muestras antes, durante y después de este evento para ver el centelleo que se recibe con esa actividad solar… Una pena que no haya noche para ver las auroras australes.

Con todo ello, cuando nos toca descansar, caemos agotados.

Por lo demás, es hielo es mucho más plano de lo que pensábamos en esta Antártida Inexplorada porque el viento no es fuerte, lo que nos puede complicar las cosas de aquí a Plateau Station y luego en lo que nos queda para llegar a Domo Fuji. El regreso sabemos que va a ser mucho más fácil, pero esta zona que atravesamos es un auténtico reto, un desafío en el que todos son incertidumbres sobre el terreno.

Lo que es una maravilla es este nuevo Trineo de Viento antártico. Tras más de 350 kms está como nuevo.

24 de Diciembre. Lat: -74.12. Long: 10. 31   Alt: 3.332 m. 135 kilómetros. Total=256,5 kms

¡Feliz Nochebuena! Os llamamos mientras navegamos por el interior de la Antártida. ¡Manolo rumbo 154! Manuel Olivera va a los mandos, mientras Ramón, desde la parte trasera de la tienda de pilotaje va controlando la dirección. Hilo e Ignacio duermen. Desde la mañana del 22 llevamos 135 kms recorridos. La tarde-noche del 22, hicimos 40 kms y ayer otros 72 kms. Ahora llevamos unos 17 kms más 0 menos… Afuera tenemos 28ºC bajo cero, pero dentro Ramón está ¡sin guantes ni gorro! «Esta tienda con ventanas que nos ha hecho Altus es una maravilla. Su efecto invernadero es un lujo!», asegura.

Por fin nos hemos organizado los turnos. ¡En el Sorteo Navideño Antártico! Si, también aquí hemos tenido lotería. Nos hemos jugado los turnos: uno de las seis de la mañana a 15 horas (les tocó al dúo Manuel y Ramón) y otro de 15h a 24h (para los durmientes de este momento). Y luego seis horas para convivir, hacer ciencia y echar unas cabezadas sin movimiento… Cuando pilotamos, cada uno lo hace durante una hora, no tanto por el cansancio físico como por el frío, que sigue en los menos 34ºC en algunos momentos.

Hoy, desde luego, celebraremos la Nochebuena como se merece. El menú no será muy especial -no hay mucho donde elegir aquí, igual unas salchichas- pero nos hemos traído alguna guirnalda para adornar el Trineo de Viento, un arbolito navideño (de 30 centímetros, el único árbol en miles de kms2 a la redonda), gorritos navideños, ron y hasta cuatro puros habanos que vamos a dosificar porque nos tienen que durar para Nochevieja, la llegada al Domo Fuji… En fin, como veis todo un festival. Aunque echaremos mucho de menos a la familia…

El sábado, como en España, fue el día del sorteo. Eso si, sin bombo, con el método del papelito que es mucho menos sofisticado. Con los dos turnos ahora sacamos 18 o 19 horas de trabajo al día y estamos más descansados. Cuando paramos a medianoche, el equipo saliente coloca los dispositivos científicos para recoger datos (ESA, GMV, colectores…) y a las 6, el entrante los recoge. Otros van activos todo el día. Como el viento varía mucho,  hemos tenido que ir cambiando de cometas varias veces, una operación que lleva su tiempo. Menos mal que traemos 20. Ayer navegamos con la de 80 m2 y la de  100 m2. Había viento en superficie, pero poco en altura.

(¡Manolo, ese rumbo, que vamos a 164!) . Continuamente vamos pendientes de no perder la dirección.

Eso si, el terreno es muy bueno. Estamos bordeando un domo aún sin nombre, del que casi alcanzamos ya  la cima, a 3.330 metros. La navegación es  espectacular, pero nos tememos que en la bajada, donde el viento cae, encontraremos un hielo mucho peor. Lo que más nos preocupa son los 800 kilómetros que tenemos por delante desde aquí a la base científica americana Plateau Station porque prácticamente no hay datos de las condiciones del territorio que vamos a atravesar. En realidad, es un misterio.

Pero nos sentimos en perfectas condiciones, deslizándonos a una velocidad perfecta de unos 8 kms/h….

¡¡Seguiremos informando!!

22 de Diciembre. Lat: -74.15. Long: 22.45.  Alt: 3.264 m. 114 kilómetros. Total=121,5 kms

Es asombroso ver este ‘monstruo’ de 1.700 kilos que es nuestro Trineo de Viento deslizándose como la seda por el interior de la Antártida… Si no fuera por el intenso frío, todo sería perfecto. Pero ¡estamos en la Antártida! y el clima no juega a favor. Desde que llegamos al ‘plateau’ hemos tenido unos vientos infernales de hasta 60 kms/h que hacen difícil avanzar y complican nuestros trabajos científicos. Tenemos tanta tarea que no hemos tenido ni tiempo para contaros las novedades…

Tras la última comunicación, el día 19, nos pusimos a hacer trabajos científicos a tope. Tomamos nuevos datos para el proyecto GESTA de la ESA, lo que significa poner un trípode a unos 15 metros del Trineo e ir tomando datos durante cuatro horas. También pusimos la antena de GMV. Mientras unos hacían esta tarea, otros desinfectábamos las placas solares que hemos colocado para ver si crean sus propios ‘ecosistemas polares’, un trabajo para Helios (Universidad de Valencia y Alcalá de Henares). También pusimos unas cazoletas del proyecto Sentinel para captar contaminantes: una dentro de la tienda para descartar lo que nosotros podamos generar y tres en el exterior. Otro captador de aire, que llevamos colgado de la tienda, es para el proyecto sobre Deliscuencia de la NASA. En fin, sin parar de trabajar en condiciones muy duras, porque el viento nos enterraba todo sin descanso.

Al día siguiente, antes de ayer, día 20, teníamos buen viento y nos propusimos salir de esta zona ventosa hacia latitud 74. Teníamos tanta nieve acumulada (se nota que el trineo es mucho más grande que en 2012) que los cuatro nos pasamos cinco horas en desenterrar todo. Finalmente, ya por la tarde, salimos a navegar con una cometa de 60 metros cuadrados, una de las que nos hizo Lupión para la Transantártica de 2005 y que aún tenemos en perfectas condiciones. A los mandos, Ramón y Manuel durante siete horas. Luego, les relevaron el dúo Ignacio e Hilo, hasta las cinco de la madrugada de ayer… Este segundo turno tuvo que  soportar hasta 37º bajo cero. Pero logramos subir 100 metros de altitud y aquí las condiciones meteorológicas son mucho mejores. En total hicimos 65 kms a unos 7 km/hora.

Ayer, sin embargo, fue un comienzo de día complicado. El viento venía en mala dirección, pero lo peor fue que con el frío se nos estropeó la polea al levantar la cometa. ¡Estaba congelada! Y se bloqueó. Menos mal que Manuel trajo grasa, pero perdimos tiempo descongelándola. Tras varios intentos, logramos levantar una cometa de 70 metros cuadrados y navegamos durante seis horas de seguido, otros 50 kms, en dirección correcta. Acabamos a las 12 de la noche, con un poco más de temperatura que la anterior: 34º bajo cero.

Es una pena no poder enviaros una foto para que veáis lo ‘chulo’ que está el Trineo de Viento con todos los aparatos colgando… Estamos realmente satisfechos de cómo se desliza sobre el hielo. Y las tiendas, fenomenales. Cuando hace sol, son capaces de captar un calorcito que es una maravilla, aunque ayer estuvo nublado, incluso nevó algo, y eso evidentemente se nota.

Entre las novedades que estamos viviendo, la espectacular precisión de las previsiones que nos envían desde Aemet Antártida. ¡Es mejor leerlas que salir de la tienda y ver qué hace fuera! Eso nos permite planificar muy bien nuestros días. Si hace mal viento, nos preparamos para hacer ciencia; y si es bueno, a avanzar… Otra novedad respecto a otras expediciones es nuestro continuo contacto con los científicos vía mensajes por satélite. La verdad es que tenemos mucho trabajo con ellos y comprobar que todo avanza, nos anima a seguir adelante.

Aún nos queda por organizar bien los turnos de pilotaje y trabajo, porque con la brutal ventisca que hemos tenido estos días ha sido imposible hacerlo, digamos que estamos en ello porque es fundamental para no agotarnos físicamente. Ahora, nuestra próxima meta es coger rumbo sur hacia latitud 75º , hacia la base Plateau Station, que ya sabemos que está abandonada desde hace cinco años.

Y os dejamos, que hoy sábado queremos trabajar un poco con todos nuestra ciencia de abordo (Meda, Gesta, MicroAirPolar, Altair…) y luego tomaremos los mandos viento a favor… ¡Seguiremos informando!

19 de Diciembre. Lat: -73.17. Long: 11.35.  Alt: 3.143 m. Estacionados.

No podéis imaginar lo complicado que es lograr que todos los dispositivos científicos que llevamos -casi 150 kilos en equipamiento- funcionen en condiciones polares y a la intemperie. Pero lo vamos consiguiendo. Algunos han sido especialmente adaptados para nuestro Trineo de Viento, pues nadie antes tuvo la posibilidad de recoger muestras y datos del modo que nosotros lo hacemos. Lo habitual en estas latitudes es dejar estaciones de control fijas en un punto o hacer testeos puntuales, pero no a lo largo de 2.000 kilómetros y a ras de tierra, a veces con movimientos bruscos por los sastrugis. Ayer y hoy miércoles han sido días dedicados casi al completo a instalar la Estación Meteorológica Automática (EMA), que nos ha llevado mucho tiempo y muchas comunicaciones con Sergi González de la Aemet y Ana Justel del proyecto MicroAirPolar (UAM).

También instalamos, por fin, nuestra ‘araña polar’, esa estructura sobre el módulo de carga donde hemos intentado colocar los colectores de aire de MicroAirPolar, cuyo fin es ‘cazar’ posibles microorganismos y partículas en lo que nos parece, a simple vista, un aire impoluto. Finalmente, como pesaban, los colocamos en la tienda locomotora. Además, hemos puesto los sensores que miden la temperatura de ese mismo aire polar para el proyecto Antair de la Universidad de Alcalá de Henares y los sensores del proyecto para Alfonso F. Dávila de la NASA. ¡Y  algunos han recogido ya los primeros datos! La alegría que hemos sentido al ver que las conexiones se encendían imaginamos que es comparable a la que debió sentir el primero que hizo una llamada vía satélite. Antes de las pruebas, un cosquilleo. Después, una profunda satisfacción. Es la prueba definitiva de que el Trineo de Viento es valioso para la ciencia, tal como defiende nuestro jefe Ramón Larramendi. La confirmación de que vamos a poder cumplir nuestro objetivos.

Aún nos queda mucho ‘curro’ científico hasta que todo esté listo, porque llevamos una decena de proyectos a bordo, cada uno con sus peculiaridades. Está claro que en esta expedición Antártida Inexplorada no nos vamos a aburrir. Bien es verdad que estos primeros días son más duros porque una vez que todo esté perfectamente en marcha, y si nada falla, parte de los trabajos de grabación de datos se harán en automático. Siempre bajo nuestro control permanente, por supuesto.

Por lo demás, las condiciones del terreno son buenas, aunque con sastrugis bastante más peligrosos que los que hemos visto los últimos años en Groenlandia. La Antártida es otra dimensión. Seguimos con temperaturas muy bajas, de unos 32ºC bajo cero y con viento. Es imposible salir de la tienda sin máscara; en el Ártico no llegamos a utilizarla nunca. Mañana jueves desde Aemet nos dicen que tendremos viento a favor, así que si todo está preparado esperamos avanzar un primer gran trecho.

Ahora, si asomamos la cabeza fuera de la tienda, lo único que se ve es la nieve correr sobre el hielo como si fueran grandes corrientes de pequeños cristales que brillan con el siempre omnipresente sol. Es un paisaje hipnótico. Y desolador. Pero también fascinante. Eso si, no es conveniente estar demasiado tiempo contemplando porque te congelas.

Para compensar el frío intenso, hoy tenemos… ¡cocido madrileño! Urso Meals nos ha suministrado unos guisos liofilizados que nos saben a gloria en estos gélidos parajes.

¡¡Aquí lo dejamos, que la comida nos espera!!

18 de Diciembre. Lat: -73.17. Long: 11.35.  Alt: 3.143 m. 7,5 Kms

Hemos avanzado pero con éxito. Poco, 7,5 kilómetros en hora y media. Y es que hemos pasado de la tempestad a la calma, un viento de apenas 5 kilómetros/hora que nos ha llevado suavemente hacia el oeste, tal como habíamos previsto. Al iniciar la travesía, estábamos tan emocionados que comenzamos los cuatro metidos en la tienda de pilotaje, con nuestra cometa de 150 metros cuadrados en todo lo alto, una mariposa de color revoloteando sobre la inmensa planicie de hielo que nos rodea por todos los lados. Como veis somos una mota en la inmensidad.

Algunos diréis que a este ritmo no llegamos, pero nosotros nos sentimos absolutamente satisfechos al ver cómo nuestro Trineo de Viento se mueve arrastrando casi 2.000 kilos de peso pese a un  viento muy suave. Una vez probado, hemos parado para colocar bien todos los artilugios y dispositivos científicos que llevamos a bordo, que no son pocos, y que irán recogiendo datos en automático durante la travesía.

No tenemos prisa, porque lo importante es hacer los trabajos que tenemos encomendados. Hoy las previsiones son algo mejores pero hemos parado para centrarnos en la ciencia. No es poco trabajo.  Hoy instalamos la Estación Meteorológica Automática de MicroAirPolar y Aemet. A la tarde, tenemos prevista la conexión con el mundo con una entrevista en la Cope, si nada lo impide. Nos cuentan que ayer el gran explorador polar francés Jean Louis Etienne, el primer ser humano que llegó en solitario al Polo Norte, de visita en España, ha conocido de primera mano nuestra expedición #AntártidaInexplorada2018 y ha mostrado su interés en seguirla de cerca. Para nosotros cuatro, Etienne ha sido alguien que nos ha inspirado y al que admiramos. Vaya nuestro saludo desde este continente que tan bien conoce y que por cierto también lo cruzó de lado a lado con un trineo de perros en otra expedición mítica.

17 de Diciembre. Lat: -73.10. Long: 11.34.  Alt: 3.162 m.

Estos cuatro primeros días en el hielo han sido duros. El viento casi no nos ha dado tregua. Hasta un metro de nieve se ha llegado a acumular sobre el Trineo de Viento, pero ya lo tenemos totalmente montado y en menos de una hora desde este mensaje estaremos navegando. Tan sólo nos falta colocar la estación meteorológica para el proyecto MicroPolarAir de la Universidad Autónoma de Madrid y de Aemet Antártida para que, durante nuestra travesía, vaya recogiendo los datos que necesitan los investigadores.

Desde el viernes, la batalla contra la ventisca nos ha tenido paleando durante horas y horas. ¡Qué sería de nosotros sin la pala en esta expedición Antártida Inexplorada! El sábado, prácticamente no hicimos otra cosa que darle duro para desenterrar todos los materiales, pero fue una lucha infructuosa: a menudo, lo que sacábamos de la nieve por un lado, se enterraba por otro. Finalmente, nada se ha extraviado, pero la nieve se nos metía por cualquier resquicio. ¡Y con unas temperaturas de 32ºC bajo cero!  Desde luego, la Antártida no tienen nada que ver con Groenlandia. Ni un mínimo resquicio de piel puede estar a la intemperie porque se sufre. De hecho, ya tenemos alguna mínima congelación por despistes involuntarios. Nada importante, pero que da idea de las condiciones extremas en el interior de este continente.

Hoy lunes, las condiciones se han despertado muy favorables, tal como nos adelantaron los compañeros de Aemet en sus previsiones. Hay un pequeña brisa, así que tenemos previsto salir rumbo suroeste para bordear el domo ante de emprender la subida. A nuestro alrededor, sólo vemos una inmensa planicie de hielo con unos leves sastrugis (pequeñas dunas de hielo) y nieve blanda. La única vida alrededor en estos días fue la visita de un pequeño pájaro, un despistado que no sabemos si habrá sobrevivido.

Para el Trineo de Viento, unas condiciones perfectas

Con estas perspectivas favorables…¡¡A navegar!!

13 de Diciembre. Lat: -73.10. Long: 11.34.  Alt: 3.162 m

Es increíble cómo cambia el tiempo en unas pocas horas. Si ayer cuando salimos al hielo no corría prácticamente nada de viento, fue llegar y despertar Eolo hasta alcanzar ráfagas de 80 kilómetros/ hora, que es lo que hemos llegado a tener esta noche. e hecho, según descargábamos los materiales, algunos aislantes salieron volando. Nos tuvimos que dar unas cuantas carreras para recuperarlos.

También hoy nos hemos despertado con un viento que no baja de los 50 km/h, lo que nos está complicando la tarea de empezar a montar el Trineo de Viento, y aunque los cuatro nos hemos puesto a la tarea de hacer nudos, al final hemos tenido que dejarlo por imposible porque todo se nos ha llenado de nieve. Ahora tenemos casi todo el equipo semi-enterrado. Menos mal que las previsiones meteorológicas indican que mañana será un día mucho más tranquilo y podremos dedicarnos de lleno a la tarea.

La temperatura en esta zona del ‘plateau’ antártico oscila entre los menos 18ºC y los menos 24º, soportable. Más nos está costando adaptarnos a la altitud. Como llegamos a 3.162 metros de altitud de sopetón, a los cuatro se nos ha puesto un leve dolor de cabeza, el llamado ‘mal de altura’,  pero es cuestión de tiempo, hasta que el organismo se adapte. Para resarcirnos ya hemos probado uno de los guisos liofilizados que traemos de menú: unas lentejas estofadas, de URSO, que nos han sabido deliciosas tan lejos de casa.

Hoy no nos queda otra que estar bien resguardados en la tienda, a la espera de que el temporal amaine.

12 de Diciembre. Lat: -73.10. Long: 11.34.  Alt: 3.162 m

Ya estamos en esta inmensa planicie de hielo que es el ‘plateau’ antártico. A 3.162 metros de altitud. Hace un viento muy fuerte y desde luego la temperatura es mucho más baja que la que teníamos en la zona costera. Salimos esta mañana, no muy pronto, en un avión Vessler de la compañía Alci, donde ya teníamos desde un día antes casi todo el equipaje. Al final, hemos tardado 11 días en llegar desde que salimos de España hasta el inicio de la ruta. La noche anterior, nos fuimos a descansar pronto, conscientes de que era la última cama que íbamos a ver en mucho tiempo.

La mañana se ha levantado muy ventosa y eso es una buena noticia porque los últimos días habían sido muy tranquilos, lo que es bueno para el cuerpo pero malo para nuestro Trineo de Viento. En todo caso, con las rachas que tenemos, el montaje del vehículo nos va a llevar un par de días y, además, tenemos que empezar aquí mismo algunas de nuestras múltiples tareas científicas. Colocar todos los dispositivos que llevamos en nuestra ‘araña polar’ también nos va a llevar tiempo. Los cuatro somos conscientes de que si algo no se puede tener en la Antártida es prisa. Tenemos muchos unos cuantos nudos que hacer hasta que todo esté perfectamente organizado para iniciar la travesía y los dedos tienden de congelarse cuando estas un rato en el exterior anudando travesaños, así que nos lo tomamos con tranquilidad. (Foto de Expedición de 2012).

11 de Diciembre. Antártida. Novolazárevskaya​. Lat: -70.82; Long: 11.64

Ayer iniciamos los trabajos científicos que tenemos encargados en esta pionera campaña Antártida Inexplorada . ¡Y con gran éxito!

Pero antes, la primera buena noticia de la jornada ha sido que nuestro compañero Hilo ya está totalmente recuperado del bajón que tuvo ayer, así que nada impide ya que salgamos para el hielo en breve.

La segunda es que hemos marcado un hito con el proyecto GESTA (Galileo Experimentation & Scientific Tests in Antarctica) de la Agencia Espacial Europea (ESA). Por primera vez en la historia hemos detectado señales de la constelación completa, que consta de 26 satélites europeos, en la Antártida, y hemos comprobado el comportamiento y la estabilidad de sus receptores GNSS y medido sus prestaciones para el posicionamiento, ese fantástico servicio que todos llevamos en los móviles.

Durante las pruebas, todo funcionó a la perfección, tanto el dispositivo de la ESA como el de la empresa GMV. El primero, lo tuvimos ‘enchufado durante cuatro horas la energía que conseguimos gracias a los paneles solares, y recibimos señales en la pantalla de hasta 16 satélites, si bien iban cambiando de número a medida que se movían. Y también vimos los de otros sistemas (del GPS americano, el Glonass ruso o el sistema Beidou japonés) como estaba previsto. El segundo dispositivo, de GM,  tan sólo necesitó 15 minutos para recoger un buen número de datos, que hemos grabado para su análisis posterior. Todo ello lo conseguimos a una temperatura ambiental de 8ºC bajo cero, lo que demuestra que es posible funcionar a temperaturas muy bajas (y las tendremos aún mucho más bajas) únicamente utilizando energías limpias, que es la base de nuestro proyecto Trineo de Viento,

Así que, aunque estamos deseando de empezar a navegar, la verdad es que no paramos de trabajar un momento. Durante el día de hoy, además, queremos probar otros dispositivos científicos para ver si funcionan tan bien como los de la ESA. Pero lo bueno es que ya estamos haciendo ciencia. Y mañana, si nada lo impide, nos comunicaremos desde el hielo.

10 de Diciembre. Antártida. Novolazárevskaya​. Lat: -70.82; Long: 11.64

Seguimos en el campamento del aeródromo Novolazárevskaya​. Ayer dedicamos la jornada entera a los últimos preparativos y cargar todo en el pequeño avión Vesssler que nos llevará al hielo. Es un avión con esquís, que nos dejará a unos 180 kilómetros de donde estamos, nada más pasar las montañas que tenemos aquí cerca. Todo listo, pero hemos tenido que aplazar un día la salida porque nuestro compañero Hilo Moreno se encuentra indispuesto. Como nos sobra tiempo para cumplir nuestros objetivos, hemos decidido esperar un día a que mejore e intentar salir mañana martes si está totalmente repuesto.

Este aeródromo de hielo azul fue inaugurado en 1981, con una pista de aterrizaje de 2760 metros de largo por 60 metros de ancho. Desde 2001 es operado por la empresa Antarctic Logistics Centre International (ALCI), que realiza dos vuelos por semana a Ciudad del Cabo y todos los que se requieren al interior de la Antártida del programa científico ruso y otras campañas, como la nuestra. Como está a unos 10 kilómetros de la base científica, hay un campamento que puede acoger hasta a 60 pasajeros.Los barracones donde estamos son los típicos de barco, con literas. También hay una cantina, donde se come estupendamente. Casi todo el personal (electricistas, pilotos, mecánicos….) son argentinos, así que estamos casi como en casa. Como podéis imaginar ya saben todos de nuestra ‘especial’ expedición cero emisiones.

Una de las tareas de ayer domingo fue preparar los envío de las cartas a nuestros muchos meceneas ‘Strogoff» del crowdfunding del Trineo de Viento. Les estuvimos poniendo el sello polar. De ahí, en un avion llevarán a Ciudad del Cabo. Luego, en vez de usar el correo africano nos han recomendado utilizar un servicio de mensajería urgente porque, por lo visto, las cartas con sellos especiales como los de la Antártida desaparecen y no queremos que nadie se quede sin su recompensa. Cuando lleguen a España, se meterá en un segundo sobre y las enviaremos desde allí a su destino final.

Ahora, nuestra único deseo es que Hilo se recupere de lo que quizás es un virus africano, porque hasta que no esté perfectamente no nos vamos a ir al hielo.

El tiempo en la Antártida sigue estupendo. Hoy amaneció con  unas rachas de viento de las que queremos para nuestra navegación polar, tal como nos anunciaron los compañeros de Aemet Antártida. Y las temperaturas, como estamos cerca de la costa, siguen agradables: anoche sólo llegamos a los 9º bajo cero. Vamos, como en un pueblo de los Pirineos en invierno.

¡Seguiremos informando!

8 de Diciembre. Antártida. Novolazárevskaya​. Lat: -70.82; Long: 11.64

 ¡Y llegamos a la base rusa de Novolazárevskaya​! Un vuelo de 5.45 horas desde Ciudad del Cabo en un avión de la compañía ALCI, que compartimos con muchos científicos antárticos. Son aviones que poco tienen que ver con los convencionales. Más bien se asemejan a los militares, con los asientos en los dos laterales y el centro ocupado por la carga, que es lo principal. Todo lo necesario en la Antártida hay que llevarlo de fuera, ya sea avituallamiento, equipamiento científico o infraestructuras. Aquí prácticamente no hay nada que no haya sido trasladado de otras partes del mundo, salvo rocas y hielo.

Sobre las 17 horas, aterrizábamos en la Tierra de Maud, un nombre que rinde homenaje a la reina Maud (1869-1938), esposa del rey  Haakon VII de Noruega. Es un lugar muy ligado al país nórdico. De hecho, la costa de la Tierra de la Reina Maud y el mar circundante son objeto de una reclamación de este país desde 1939. Los cuatro aterrizamos en un aeródromo que está a unos 10 kilómetros de la base rusa, así que no es posible visitarla. Hay unos barracones donde pasaremos esta noche del sábado.

Nuestra intención es salir este domingo hacia el hielo, con un corto vuelo que nos dejará ya completamente solos en mitad de la nada para comenzar la ruta, si bien nos han comunicado que ha habido una emergencia médica en una expedición motorizada de avituallamiento, que se dirige también a la base japonesa de Domo Fuji,  y aún está en duda si podremos salir porque la aeronave ha tenido que ir a buscar a una persona enferma. Aquí nada es fácil para los seres humanos.

Como podéis imaginar nuestras ropas ya no son las mismas con las que salimos de África, aunque nos ha recibido buen tiempo, para los stándares polares. Para tres de nosotros (Ramón, Hilo e Ignacio) es un deseado retorno y Manuel ha puesto por primera vez su huella en la Antártida. Estamos deseando comenzar a navegar y hacer ciencia limpia y polar.

7 de Diciembre 2018. Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

¡¡Nos queda un día en Sudáfrica!! Mañana sábado, día 8, sobre las 10 de la mañana, hora española, por fin cogemos el avión de  la compañía Alci que nos dejará en el aeródromo de la base rusa de Novolazárevskaya tras un vuelo de seis horas.Ya tenemos el hormigueo en el cuerpo…

Algunos no lo imaginarán, pero Ciudad​ del Cabo es un hervidero polar. Un extraño cruce entre quienes han venido de safari  y quienes nos vamos a los hielos del sur. Son muchos los científicos polares de todo el mundo que utilizan esta puerta de entrada a la Antártida (las otras están en Australia, Nueva Zelanda y América del Sur, según a qué zona quieras llegar). De hecho, estos días hemos leído la noticia de que Sudáfrica quiere hacer un centro polar antártico, al estilo del que hay en Punta Arenas (Chile). Además, es el único país africano que tiene un programa polar y una base en el continente blanco. Ayer mismo leímos que salió hacia allí su buque oceanográfico Agulhas II, que va a hacer una investigación sobre cambio climático.

Los dueños de Alci, responsables del viaje aéreo de todas las expediciones desde Sudáfrica a la Tierra de Maud, y también al mismo Polo Sur y a la base rusa de Vostok, son unos entusiastas del Trineo de Viento. Ya nos han puesto en contacto con un argentino, Fernando, que es el jefe del aeródromo de Novo. Será él quien nos asignará a nuestra llegada un barracón para quedarnos hasta que el domingo o el lunes volemos para el ‘plateau’. También nos han informado de cuestiones básicas, como que tenemos que cambiarnos a ropa polar una hora antes de la llegada.

Gracias aa ellos hemos conocido en una comida a David Hunt, jefe de la base científica británica Halley Station, construida sobre una inmensa placa de hielo flotante. Hunt nos reconoció la tremenda contradicción que supone ir a investigar el cambio climático y generar impacto ambiental, como ocurre con las grandes expediciones. De hecho, hemos sabido que este año hay una gran expedición rusa con vehículos oruga de grandes dimensiones que tienen previsto consumir 4.000 litros de diésel para moverse y hacer un documental. ¡Y nosotros cero! Sin pretenderlo, a priori, en Hunt ya tenemos otro ‘fan’ de nuestro eco-vehículo polar español.

Como no podía ser menos, la pasada noche nos hemos despedido de Sudáfrica con música de marimba, una de las que más se escuchan en Ciudad del Cabo. No os perdáis en las redes el vídeo en el que sale nuestro expedicionario Manuel Olivera tocando con los músicos. Además de ingeniero industrial, comprobaréis que tiene alma de artista.

6 de Diciembre 2018. Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

Llevamos tres días sin parar. Aquí, en Ciudad del Cabo, el 6 de Diciembre no es fiesta. Pero, por fin, hemos dejado todo bien empaquetado en la terminal del aeropuerto de Ciudad del Cabo. Un total de 81 bultos que nos ha costado organizar y que hemos chequeado una y otra vez para que no falte nada. ¡Y con un tiempo veraniego! Desde luego la aclimatación no está siendo la más adecuada para ir a la Antártida, aunque debemos decir que se está muy bien.

Esta mañana estuvimos con los responsables de la compañía Antarctic Logistic Centre International (Alci), uno de cuyos aviones nos llevará hasta la base rusa de Novo. Será finalmente el sábado día 8, un día después de lo previsto debido a las previsiones meteorológicas, y eso si no hay más cambios. Después de una mini-conferencia, en la que nos explicaron todos los detalles, nos reunimos con el cónsul de España en Ciudad del Cabo, Pablo Alzina de Aguilar, y con los dueños de Alci, Mirella Kruger y Vasily Kaliazin. Tanto ellos como el cónsul son buenos amigos, y Pablo Alzina, además, ya es un entusiasta del Trineo de Viento.

En estos días en Sudáfrica, nos estamos topando con dificultades para comunicarnos porque el wifi funciona fatal en el hotel, también hay problemas con el suministro eléctrico en toda la ciudad, pero esperamos que os gusten los vídeos que vamos enviando y compartimos en las redes sociales de Ramón Larramendi. ¡Ya nos queda menos para la partida! Y es que Ciudad del Cabo es una maravilla, pero los cuatro estamos deseando de pisar ya el hielo… Más bien, navegar por él.

4 de Diciembre 2018. Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

El primer día en Ciudad del Cabo ha sido de trabajo. Horas y horas los cuatro juntos reorganizando los materiales que tenemos y terminando los remates que nos quedaban por hacer antes de salir hacia al Antártida Inexplorada. El único revés en estas horas ha sido un inoportuno dolor de muelas de Hilo Moreno, de esos que dan la cara cuando menos lo necesitas, pero ya está en proceso de solución… A fin de cuentas, aún estamos en la civilización. Eso si, una ‘civilización’ que, en el caso de Ciudad del Cabo, nos ha recibido con una cara seca, reflejo de uno de los graves problemas que el cambio climático está generando en este planeta: desde hace meses hay una sequía  tan brutal que hay duras restricciones del consumo de agua y avisos en todas la partes para evitar el despilfarro. Hemos leído que incluso se estudia la posible tala de todos los árboles foráneos (eucaliptos, pinos…) que consumen un líquido que escasea dramáticamente.

La ciudad es espectacular, pero casi no hemos tenido aún tiempo de recorrerla. Tenemos mucho que coser. Si, hay materiales contra el frío polar que aún estamos preparando, como por ejemplo unas fundas para los brazos del que vaya en el puesto de piloto del Trineo de Viento o sacos de dormir con velcros para que no se muevan con el traqueteo del vehículo. Estas ideas  son fruto de los muchos años de expediciones que casi todos hemos hecho, sobre todo Ramón Larramendi, el jefe del equipo, con casi 40.000 kilómetros de recorridos polares a sus espaldas.

En definitiva, hasta la fecha de la salida, este sábado próximo, estamos de remates, aunque  también sacamos tiempo de salir a pasear por Ciudad del Cabo y disfrutar de las últimas comidas sentados en una silla ante una mesa.

3 de Diciembre 2018. Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

Nuestras primeras horas de viaje hacia el sur y debemos reconocer que la emoción de iniciar la aventura nos tiene a cien. Estamos ya en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), primera escala antes de dar el salto. El primero en llegar fue, el viernes, Ignacio Oficialdegui desde Bilbao. Y lo primero que hizo fue ir a comprobar que todo el Trineo de Viento había llegado. Los 68 bultos de nuestro eco-vehículo. Fue un alivio comprobar que no faltaba nada y que estaba en buen estado. Si ha sobrevivido al maltrato de los aeropuertos, fijo que sobrevivirá en la Antártida.

Mientras, nosotros tres, rematábamos el equipaje polar y el sábado día 1 de diciembre, por cierto Día de la Antártida, a las 12 de la noche, salíamos del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas a encontrarnos con Ignacio. Las muchas horas de viaje, atravesando ese gran continente en el que se intuían en la oscuridad selvas, sabanas y grandes lagos, nos sirvieron de relax tras unas últimas jornadas de infarto.

Y ya estamos aquí, juntos los cuatro jinetes del Trineo de Viento en un país donde igual puedes ver leones que pingüinos. Físicamente aún nos encontramos a 6.950 kilómetros de la Antártida, pero mentalmente, nos sentimos a un paso.

El domingo lo hemos dedicado a repasar el equipaje, que no poco. Ésta será parte de la tarea en estos días previos a la salida. Ciudad del Cabo es nuestra última oportunidad de comprar lo que nos pueda faltar… y no podemos desaprovecharla.

También nos llegan noticias de los muchos buenos deseos de todos nuestros seguidores para esta expedición #AntártidaInexplorada2018. Deciros que son nuestra fuente de energía, tan necesaria como el viento es el que impulsará nuestro trineo.


Timeline de la Expedición

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