Acaba un año en el que el eco-vehículo polar Trineo de Viento ha dado un salto científico espectacular. Cumplidos los 17 años, desde que el explorador polar Ramón Larramendi inició los primeros ‘ensayos’ para crear un medio de transporte movido por energía eólica, a lo largo de 2017 nuestra plataforma científica ha logrado situarse como una alternativa factible y útil para la investigación en dos zonas del planeta donde están teniendo grandes y funestas transformaciones: el Ártico y la Antártida.
Pero comencemos por el principio…
2017 comenzó con las charlas-conferencias que, en las bases antárticas y en el buque oceanográfico ‘Hespérides’, ofreció sobre este proyecto el expedicionario Hilo Moreno, quien había realizado su primera travesía polar en el vehículo en 2016 (Cumbre de Hielo Groenlandia 2016). Como ‘embajador’ del proyecto en el continente blanco, Moreno expuso en la Base Antártica Juan Carlos I ante un nutrido grupo de científicos polares españoles las muchas posibilidades que el vehículo abre a sus trabajos, dado que es capaz de llevarles a través del ‘plateau’ interior antártico con expediciones que hoy son impensables de organizar con otros medios por el sistema científico español. De hecho, a nivel mundial son muy pocas las que se realizan.
En los meses siguientes, tanto Ramón Larramendi como Hilo Moreno han seguido viajando por varios puntos de la geografía española con el Trineo, arrastrados por viento del interés que despierta tanto entre los aficionados a la aventura y la exploración como los interesados en la ciencia y ese cambio climático que es visible en los territorios polares. La acogida fue espectacular en Málaga, en Burgos, en Ciudad Real, también en la sede central del Consejo Superior de Investigaciones Científicas dentro de la jornada ‘Viajeros ilustrados’ , en el Ateneo de Madrid, en el Centro de Astrobiología… Y miles de noticias han tenido el proyecto en sus titulares, si bien descataríamos un hito importante: su reconocimiento en la revista NATURE como una alternativa para la ‘ciencia verde’ a nivel internacional.
Así, y tras muchos preparativos de logística y equipamiento, el 4 de mayo se presentaba en Madrid la expedición Río de Hielo Groenlandia 2017, la primera 100% científica. Ya no se trataba de recorrer más kilómetros, de subir a lo más alto o llegar las coordenadas más al norte jamás alcanzadas. El objetivo era viajar hasta una ‘invisible’ corriente de hielo que parte del corazón de la isla ártica y sobre la que se asienta la base internacional EastGRIP que daría apoyo a la expedición. Se planificó un recorrido de 1.200 kilómetros con cinco tripulantes a bordo. (Ramón Larramendi, Ross Edwards, Hilo Moreno, Jen Jacob Simonsen y Nacho García). Tal como se había previsto, la ciencia iba a ser la protagonista con varios proyectos nacionales e internacionales en el equipaje.
Entre el 20 de mayo y el 21 de junio tuvo lugar la travesía. En esta ocasión, el perfil del Trineo de Viento era muy distinto al de otras ocasiones, con un georradar instalado, una antena para una estación meteorológica o un colector de aire polar. Y todo funcionó perfectamente, superando el traqueteo del vehículo eólico y las bajas temperaturas.
Tras unos primeros días con problemas con las grietas del terreno, en esta ocasión los expedicionarios tuvieron un recorrido tranquilo, sin sobresaltos ni problemas técnicos. En sólo 15 días recorrieron 850 kilómetros, impulsados por el viento polar y parando para hacer las perforaciones en la nieve que requería el científico Ross Edwards para recoger datos y muestras. Tras la llegada a la base EasGRIP, pasaron unas jornadas con los investigadores de una veintena de países que allí se encontraban, hasta volver al punto de partida. Se quedaron ‘perplejos’ de las posibilidades del Trineo, en palabras de Larramendi.
Y ahora acaba 2017, el año en el que podemos decir que el Trineo de Viento se graduó como ‘científico’ en el Ártico. Pero ya tenemos planes para 2018. Un nuevo reto en la Antártida del que pocos detalles podemos dar de momento, pero que estamos seguros que hará historia para la exploración y la ciencia en España y en el mundo. Siempre, con la brújula puesta en la necesidad de mantener impolutos los territorios polares y apostando por el mayor conocimiento de lo que allí acontece; siempre con el convencimiento de que somos una alternativa factible, económicamente asumible e infinitamente más sostenible que los convoys al uso.
Para ello, bien es verdad, necesitamos el apoyo económico de instituciones, empresas, científicos y también personas particulares que quieran ligar su nombre a un proyecto que compendia algunos de los valores más positivos de nuestra realidad: el afán de explorar del ser humano más allá de los límites de lo cotidiano, la protección ambiental de territorios en peligro y fundamentales para la vida en el planeta, la necesidad de conocer a través de la ciencia lo que está pasando allá donde casi nadie llega y la apuesta por las energías renovables que ayudarán a frenar el cambio climático global. Todo ello y mucho más es el Trineo de Viento y en 2018, tras un 2017 de éxito, queremos que ESOS NUEVOS VIENTOS nos lleven a la
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