El Trineo de Viento llega a una base antártica abandonada

El Trineo de Viento llega a una base antártica abandonada

MADRID, 8 DE ENERO.- Los cuatro miembros de la expedición del Trineo de Viento “Antártida Inexplorada 2018-2019”, que se encuentran sobre el hielo desde el pasado 12 de diciembre, ya han recorrido 1.128 kilómetros, cerca de la mitad de los 2.400 kilómetros de recorrido que serán finalmente, y ha alcanzado la base científica norteamericana ‘Plateau Station’, cerrada hace ahora 50 años. Allí permanecerán unos dos días para poder realizar los trabajos científicos que tienen encomendados de una decena de proyectos de investigación y, además, poder explorar la base, que han encontrado totalmente enterrada en el hielo.

Antártida Inexplorada 2018-2019, expedición patrocinada por la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco y la agencia de viajes Tierras Polares, además de contar con la colaboración como contratista de la Agencia Espacial Europea (ESA), es una aventura de exploración y ciencia pionera a nivel mundial, al ser la primera en realizarse con un vehículo polar ‘cero emisiones’ destinado a los territorios polares con capacidad para llevar dos toneladas de peso.

Tras 27 días de travesía, el jefe y promotor de la expedición, el explorador polar Ramón Larramendi, asegura, vía satélite, que en estos últimos días las condiciones meteorológicas han sido buenas, lo que les ha permitido llegar a la base científica norteamericana Plateau Station. La última jornada, de 12 horas de pilotaje sin descanso, lograron avanzar 237 kilómetros, un récord en una expedición en la que están soportando condiciones extremas. En este punto de la meseta antártica, recorrida en contadas ocasiones, tienen previsto pasar una o dos jornadas realizando los diferentes trabajos científicos que tienen encomendados, así como explorar la base Plateau Station, por la que no hay una visita registrada desde 2007. «En las próximas horas entraremos a explorarla totalmente. Ayer entró Ignacio Oficialdegui y comentó que está fosilizada en hielo. Fue abandonada por el coste que tenía venir hasta aquí para recoger los datos, dado que vía satélite no funcionaba bien por problemas de suministro energético, pero nosotros hemos llegado en el Trineo de Viento en 27 jornadas», ha señalado Larramendi a su llegada a este punto, situado a 3.663 metros de altitud y uno de los más fríos de la Tierra.

Desde allí continuarán su ruta hasta subir al Domo Fuji, a 3.700 metros de altitud, donde iniciarán el regreso al punto de partida. Allí se encuentra otra estación científica, en este caso japonesa, que si que está en funcionamiento, si bien no tienen la certeza de que los investigadores estén en ella cuando lleguen. Será el punto del retorno hacia la costa. Tienen previsto acabar a principios de febrero.

Desde su salida al hielo, los cuatro expedicionarios –Larramendi, Ignacio Oficialdegui, Manuel Olivera e Hilo Moreno- han pasado diferentes fases en las condiciones meteorológicas. Los primeros días fueron de auténtica ventisca, lo que dificultó la ‘puesta a punto’ del equipamiento del eco-vehículo. La acumulación de nieve arrastradas por los fuertes vientos polares complicaba el montaje. Posteriormente, el viento mejoró y, salvo algunos días de calma y otros de fuertes rachas, han seguido navegando a una media de unos 8 Km/h, con un pico de 35 kms/h.

Otro reto importante para los miembros de Antártida Inexplorada fue poner en marcha dispositivos científicos que en muchos casos fueron adaptados especialmente para el Trineo de Viento y que han sido probados directamente en el terreno en las extremas condiciones en las que ahora se encuentran, con temperaturas que han alcanzado los 37,5ºC bajo cero.  Algunos, una vez instalados funcionan en automático recabando datos meteorológicos o de contaminación ambiental, pero con otros es preciso tomar muestras cada cierto tiempo, así como datos de forma manual, algo que se complica extremadamente cuando las condiciones de trabajo son tan duras como las que tienen. “En el exterior, no nos podemos quitar la máscara de la cara o los guantes ni un momento porque se nos congelarían y trabajar así con los aparatos sofisticados no es nada fácil. Sólo montar y desmontar algunos nos lleva más de una hora, cuando en condiciones normales serían minutos. De hecho, aún así todos hemos tenido pequeñas congelaciones”, señala Larramendi.

Hasta ahora expedición ya ha conseguido datos sobre los satélites Galileo de la ESA, muestras de hielo de hasta cuatro metros de profundidad, muestras para analizar posibles microorganismos en el aire polar, se ha probado el instrumento MEDA que irá a Marte en la misión Mars2020 de la NASA y enviado imágenes a Madrid exitosamente, se ha conectado el instrumento SOLID, que detectará vida extraterrestre en misiones espaciales, y han recabado datos sobre cambio climático o biológicos de gran interés científico de una de las zonas de la Tierra más desconocidas por el ser humano. De hecho, se han encontrado con estaciones meteorológicas abandonadas por las dificultades y el coste de acceder a ellas.

Entre las instituciones que participan en esta expedición están la Agencia Espacial Europea (ESA), la Universidad de Maine, la Universidad Autónoma de Madrid, el CSIC, la Universidad de Alcalá de Henares, la Universidad de Valencia, el Centro de Astrobiología (CSIC-Inta), la Aemet,  la empresa GMV y un investigador de la NASA.

Larramendi, Oficialdegui, Moreno y Olivera, dado que tienen días con luz durante las 24 horas, han organizado sus jornadas de trabajo en dos turnos de dos personas, de modo que durante nueve horas un turno trabaja y el otro turno descansa, ya sea pilotando o haciendo ciencia, lo que les permite estar activos de seis de la mañana a 12 de la noche, si bien los varían en función de las condiciones del viento. «A los Reyes Magos les pedimos buen viento y nos trajeron una etapa de 237 kilómetros. Ha sido fantástico», señala Larramendi, eufórico pero cansado tras el esfuerzo.

La expedición puede seguirse día a día en la Bitácora del blog del Trineo de Viento.