Josefina Castellví y Larramendi, juntos en CosmoCaixa

Josefina Castellví y Larramendi, juntos en CosmoCaixa

ROSA M. TRISTÁN

El mayor museo de ciencia de Cataluña fue el pasado miércoles el escenario de la conferencia de Ramón Larramendi sobre el Trineo de Viento, un evento que convocó a un público que llenó todas las plazas que había disponibles y que siguió con interés la conferencia del creador del eco-vehículo polar, el único capaz de transportar hasta 2.000 kilos por la zona más inexplorada de la Antártida. Entre los asistentes, Larramendi contó con la presencia de Josefina Castellví, auténtica pionera polar española al ser una de las personas que, como científica, puso los primeros cimientos de los que hoy es el Programa Polar Antártico español junto a Antonio Ballester. A sus 82 años, Castellví no quiso perderse la conferencia del explorador polar.

En un espacio en el que la ciencia es absoluta protagonista como es CosmoCaixa, Larramendi desgranó ante la audiencia los que fueron las raíces y los primeros pasos de un proyecto en el que desde hace 18 años trabaja intensamente y con el que mira hacia las instituciones científicas y económicas españolas en busca de apoyo para las expediciones que organiza. Hoy sus travesías van mucho más allá de la exploración para convertirse en una iniciativa pionera que abre una puerta para la ciencia española que permanecía cerrada. «El Trineo de Viento es hoy capaz de superar irregularidades del terreno de hasta un metro de altura y para los que son más altos contamos con la información que conseguimos de los satélites y así podemos sortearlos. Cuando he hablado a los más conocidos científicos polares del mundo de sus posibilidades, realmente se quedan asombrados  porque comprenden que pueden llegar gracias a este vehículo a lugares a los que hoy tienen muy complicado acceso».

Acompañando su conferencia con imágenes e información sobre las investigaciones para las que ha trabajado el Trineo de Viento, Larramendi se fue acercando a lo que hoy es su principal objetivo: que este invento suyo pase a formar parte un día no lejano del Programa Polar Español, de forma que se ofrezca a los científicos igual que hoy se ofrecen la bases Juan Carlos I y Gabriel de Castilla o el buque Hespérides.

Como en otras ocasiones, tras la conferencia tuvo lugar un prolífico debate sobre el proyecto. Pepita Castellví quiso saber cómo afecta la falta de viento en este vehículo eólico. «En cada expedición sabemos que habrá un máximo y un mínimo de tiempo perdido porque no habrá viento para movernos o será excesivo, un tiempo que oscila entre 35% y 40% del total, pero teniendo en cuenta el lugar donde nos encontramos es asumible y hasta ahora, en más de 20.000 kilómetros, siempre hemos culminado las expediciones en las fechas previstas», respondió Larramendi.

Otros asistentes se interesaron por los tiempos de pilotaje y la organización de las jornadas, en viajes en los que nunca se pone el Sol, como ocurre en los veranos antárticos y árticos. «No navegamos las 24 horas, pero si lo hacemos entre 18 y 19 horas cada día, para lo cual hacemos turnos como en los barcos, de forma que cada equipo de dos personas tiene nueve horas de trabajo entre pilotar y otros trabajos. Mientras un equipo pilota, el otro duerme; el vehículo se para seis horas al día, o más, para descansar y realizar los trabajos científicos que se nos encomiendan, si bien muchas son recogidas de datos automáticas desde los equipamientos que llevamos», explicó el creador del vehículo.

El Proyecto Trineo de Viento está en estos momentos buscando financiación para poder desarrollar una expedición de 2.000 kilómetros al interior de la Antártida, hasta subir al domo Fuji (3.810 metros de altitud) , en la que será la primera expedición científica organizada desde España al interior de la Antártida Oriental. También será la primera 100% cero emisiones a nivel mundial. «Confiamos en que haya empresas en España que quieran ligar su nombre a un invento español, sostenible, que es pionero en ‘ciencia limpia’ y que busca poner el nombre de este país en primera línea de la investigación polar», comentaba Larramendi tras su conferencia.