«El transporte en la Antártida es un problema no resuelto y el Trineo de Viento es el único sistema del mundo que ofrece una alternativa que puede ser utilizada para la investigación, que es ecológica y además resulta económica». Con estas palabras definía Ramón Larramendi su proyecto en el programa ‘Para Todos La 2’ de la cadena pública, donde ha participado en una mesa de debate que ha compartido con la oceanógrafa Josefina Castellví, que fue la primer mujer española en dirigir una base científica en la Antártida, y la presentadora Marta Cáceres.
El programa quería recordar con sus invitados la odisea del explorador británico Ernest Shackleton a bordo del ‘Endurance’, cuando se cumplen los 100 años de una aventura que dejó a un grupo de hombres aislados más de dos años en el continente helado. Mientras Castellví hizo hincapié en la personalidad de Shackleton, que propició la supervivencia de todos, Larramendi destacaba el coraje que demostraron «al adentrarse en la nada y afrontar todas las calamidades totalmente aislados, sin ninguna posibilidad de comunicarse con el exterior».
Tanto la científica como el explorador señalaron lo poco conscientes que es la sociedad del valor que tiene la Antártida y de lo mucho que queda por descubrir. «Son 4.000 metros de espesor del hielo que recogen 800.000 años de historia de la Tierra», afirmó Castellví, que explicó a continuación cómo el hiel,o al compactarse, se ha llenado de burbujas de aire que contienen la atmósfera de ese pasado y que ahora se pueden recuperarse para estudiar su composición, algo imposible en ningún otro lugar del planeta.
Reconoció que el problema es que «es muy difícil trabajar allí, porque falta logística para moverse» y también «porque las expediciones son muy caras». Esta es precisamente la razón que impulsó a Larramend a diseñar el Trineo de Viento. «Partí de la idea de que era posible navegar por el hielo, algo que ya Robert Scott intentó, y que he conseguido tras 14 años», explicó.
Castellví, por su parte, reconoció que «es un sueño contar con un medio de transporte ecológico como el que ha diseñado Ramón» porque el trabajo por hacer es mucho en ese continente. «Nosotros hemos descrito más de 100 especies nuevas, pero hay muchas por conocer».
Respecto a la colaboración de científicos y exploradores, Ramón Larramendi recordó que «hubo un origen común porque las primeras expediciones a la Antártida aunaban ambos objetivos, pero después se alejaron y ahora están en compartimentos estancos». En su trayectoria como explorador, ha tratado de reunir aventura y ciencia de nuevo. Por su parte, la oceanógrafa comentó que todavía hoy «para ir a la Antártida hay que ser aventureros»