La independencia: gran olvidada de las elecciones en Groenlandia

La independencia: gran olvidada de las elecciones en Groenlandia

RAMÓN LARRAMENDI (desde Groenlandia)
El 28 de noviembre no fue un día muy frío. En las calle de Nuuk, la capital del país, se respiraba la expectación, un ambiente de excitación extraño en esta zona del planeta. No era para menos. Se celebraban las elecciones generales, adelantadas debido a un escándalo de corrupción que implicaba a la anterior primer ministra Aleqa Hammond. A última hora, y contra todo pronóstico de las encuestas, su sucesor en el partido socialdemócrata Siumut, Kim Kielsen, compadecía en público para celebrar su victoria.
Urnas electorales en Nuuk, la capital groenlandesa.|RAMÓN LARRAMENDI

Urnas electorales en Nuuk, la capital groenlandesa.|RAMÓN LARRAMENDI

La dimisión de Hammond puso fin a un mandato que había comenzado, hace menos de un año y medio, marcado por las enormes expectativas económicas creadas en torno a una futura explotación minera de la isla ártica, la posibilidad de una cercana independencia de la Corona danesa y el aumento de la tensión de las relaciones con este país nórdico.
Pero en apenas unos meses, las situación cambio radicalmente. Las duras condiciones impuestas por el Gobierno de Hammond a los posibles inversores extranjeros, junto con el descenso de los precios de las materias primas que aportaría Groenlandia en el mercado mundial, hicieron esfumarse los sueños de grandes riquezas, y con ellos también los de la ansiada independencia, dejando en el camino importantes heridas abiertas con Dinamarca, de quien depende su escuálida economía.
Selfie de Ramón Larramendi, en un colegio electoral en Nuuk.

Selfie de Ramón Larramendi, en un colegio electoral en Nuuk.

Tal ha sido el cambio de percepción de la realidad por parte de los groenlandeses que en este campaña electoral la independencia no ha estado en el centro del debate entre los candidatos. Más bien, los dos principales candidatos en liza, el ya nuevo presidente Kim Kielsen  y la izquierdista Sara Olsvig ( Inuit Ataqatigiit), se esforzaron por recomponer sus relaciones con los daneses.
En todo caso, los resultados han estado muy reñidos y  Siumut, que es el centro-izquierda, ha ganado con un 34%  de los votos, frente al 33% conseguido por IA.
El año pasado tuvo la oportunidad de conocer al futuro presidente Kim Kielsen a través de nuestro común amigo Hugo Svensson, que ha sido uno de los compañeros con los que la pasada primavera realicé la Primera Circunnavegación de Groenladia en el Trineo de Viento. Coincidimos con ocasión de un cambio con su pequeño barco ante una tormenta que se ceñía sobre Nuuk. Me sorprendió que fuera un Nuumit 19, una embarcación de reducidas dimensiones que es utilizado por los cazadores de todo el país.
Durante el tiempo de compartimos, encontré en el nuevo presidente groenlandés a un hábil cazador y sobre todo a una persona honesta, trabajador y con poca sofisticación. En definitiva, alguien con los pies en el suelo, justo lo contrario  que su predecesora, Aleqa Hammond, con la que también he coincidido. Ella siempre me pareció poco realista.
Esa imagen suya de groenlandés cazador y de ser un hombre «de a pie»  ha sido vital para su victoria frente a Sara Olsvig, joven pero muy preparada candidata de 36 años, que ha logrado un gran apoyo en los entornos urbanos.
Pero los reñidos resultados han convertido en el verdadero ganador al partido Naleraq, liderado por Hans Enoksen, expresidente del Gobierno, que creó su Naleraq en una escisión de Siumut durante la presidencia de Hammond. Con un 11% de los votos, la formación de Enoksen se convierte en una de las llaves del Gobierno, si bien, dada su buena relación personal con Kielsen, todo el mundo da por asumido una coalición entre el partido vencedor, el Naleraq y  un grupo de la derecha venido a menos, Atassut.
La t4elevisión groenlandes, recogiendo testimonios de votantes. |RAMÓN LARRAMENDI

La t4elevisión groenlandes, recogiendo testimonios de votantes. |RAMÓN LARRAMENDI

Aunque esta unión representaría la estabilidad política, hace pensar  también que en los próximos años no van realizarse las tan necesitadas reformas estructurales que pueden adaptar Groenlandia al siglo XXI. Lo que se espera es un intento de volver a atraer los inversores en la minería y un esfuerzo que hará posible diversificar la economía. Respecto a esto últimos, todos consideran que el turismo ha de ser uno de los pilares de la economía. En definitiva, se dibuja un escenario económico basado en tres pilares: la pesca, la minería y el mencionado turismo.
En todo caso, la verdadera perdedora de las elecciones ha sido la independencia de Groenlandia, que en estas elecciones no ha tenido prácticamente ningún protagonismo, al contrario de lo que ocurrió en 2013. El Gobierno de Aleqa Hammond y sus excesos han supuesto un baño de realismo. ¿Cortar lazos con el Reino de Dinamarca? Nadie habla ahora de ello en Nuuk.