Las posibilidades del Trineo de Viento para la investigación ya han dado sus frutos. El investigador español Juan Ignacio López Moreno, del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) es el primer firmante del artículo publicado en la revista Cuadernos de Investigación Geográfica, donde se explican los resultados científicos de la expedición ‘Primera Circunnavegación a Groenlandia 2014«, dirigida por Ramón Larramendi, que también figura entre los firmantes junto al expedicionario Manuel Olivera y Javier Zabalza, también del IPE.
El trabajo describe las características del manto de nieve de Groenlandia, basándose en medidas de espesor, densidad y temperatura de la nieve que se tomaron hasta a un metro de profundidad en 25 puntos diferentes a lo largo de 4.3001 kms de recorrido, realizado por el interior de la isla ártica en sólo 49 días con este vehículo no contaminante. También se tomaron datos de la temperatura y la densidad de la nieve a intervalos de 10 centímetros en ocho perfiles de un metro de profundidad.
El estudio realizado constata que la nieve superaba con frecuencia los 4 metros de profundidad, si bien en algunas ocasiones se toparon con una capa de hielo a 70 centímetros de profundidad, que se asocia con el deshielo que tuvo lugar en julio de 2012, que afectó al 98% de la superficie del casquete groenlandés. Fuera de la zona de acumulación, el espesor de nieve estuvo casi siempre en torno a 1.5 metros, mientras que la temperatura del manto de nieve osciló entre los -20º y -10ºC y su densidad fue bastante homogénea.
En las conclusiones, López Moreno, además de destacar esa fusión de 2012, apunta cómo en áreas donde los expedicionarios registraron temperaturas más altas y eventos de fusión más frecuentes, la profundidad de la nieve era constante a 1,5 metros. Respecto a la densidad, concluye que la homogeneidad de la nieve durante los 49 días de la expedición sugiere que ésta se compactó inmediatamente después de las nevadas, y que luego se fue densificando poco a poco.
El artículo destaca cómo las expediciones polares, normalmente, sólo proporcionan una instantánea en el tiempo de las características de la nieve, recogiendo la situación de áreas muy grandes en plazos muy cortos y en lugares que son extremadamente inaccesibles para la mayoría de los investigadores. «En este contexto, el Trineo de Viento ofrece una herramienta muy prometedora para explorar y estudiar las zonas polares debido a su flexibilidad para el transporte de equipos de investigación , su velocidad y su versatilidad en un terreno complejo», se argumenta en las conclusiones. «La información recogida debe de ser interpretada con cautela debido a su carácter temporal, pero puede ser muy útil para el desarrollo y la prueba de hipótesis, para la validación de modelos del clima y de la criosfera y para proporcionar datos que permitan calibrar sensores de teledetección, que en la actualidad son la principal fuente de información sobre los cambios de masa de la criosfera en las regiones polares», concluyen los autores.
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