@Simon Belt

El hielo marino de la Antártida, un misterio que dejará de serlo

Hay ‘secretos’ que esconden las tierras polares que no se revelan con facilidad. Uno de estos casos es el del hielo marino de la Antártida. ¿Cómo medir los cambios históricos que se producen cuando la extensión a estudiar es tan grande y los grandes icebergs van a la deriva? Pues bien, tras más de una década de investigación, un grupo de científicos de la Universidad de Plymouth aseguran que han logrado desarrollar una técnica  que permitirá medir esos cambios y, por tanto, tener constancia firedigna de lo que acontece.

Esta nueva metodología, que han publicado estos días en las revista Nature Communications se basa en la presencia de átomos de carbono en el hielo. Es similar a la que se utilizaba hasta ahora en el Ártico y permitió averiguar que en el pasado, en periodos estivales, el hielo se fundía y también precisar cuándo llegó a su apariencia actual (ahora en nueva transformación, en este caso aceleradamente por el calentamiento global. El problema es que en la Antártida no había restos del biomarcador IP25 (unas moléculas producidas por algas que viven en el hielo marino), que era el compuesto químico que les permite medir las modificaciones en ese hielo polar. Así que se pusieron manos a la obra para buscar otra sustancia que fuera similar, y ahora nos acaban de anunciar que la han encontrado: restos en los sedimentos de unas microalgas llamadas Berkeleya adeliensis, que es muy común en las aguas que rodean al continente blanco, y también en los sedimentos.

«Esta técnica permitirá desbloquear el historial de cambios del hielo marino antártico y facilitará la comprensión de otras características climáticas críticas que pueden haber cambiado en el pasado», asegura el autor principal del trabajo, Simon Belt en un comunicado. «Sabemos que el hielo marino alrededor de la costa antártica está muy finfluenciado por lo que se desprende de los glaciares  y las plataformas de hielo, que al fundirse aumentan el nivel de los mares. Ahora podremos tener más información de los cambios climáticos que hubo y los que podrá haber en el futuro.»

No hay que olvidar que el hielo marino en la Antártida, aunque considera muy vulnerable, aún no ha experimentado la grave y rápida fusión que se está produciendo en el Ártico. Todo lo que aumente el conocimiento de lo que ocurre en estos territorios es fundamental para nuestra especie, y para las demás. Por ello, revelar estos ‘secretos’, que nos hablan de lo mucho que nos queda por saber de este planeta, es un reto y estos pasos científicos, aunque parezcan pequeños, son fundamentales.