Leopoldo García Sancho

Leopoldo García Sancho: «Un velero a la conquista de la Antártida»

LEOPOLDO GARCÍA SANCHO* (Universidad Complutense de Madrid)

En los tiempos heroicos de la exploración antártica, las naves alcanzaban tanta fama como sus capitanes. El “Terror” y el “Erebus”, al mando del marino británico James Ross, fueron los primeros barcos en penetrar el hielo marino y descubrir el gran continente blanco. Robert Scott comandó el “Discovery” y Ernest Shackleton el “Endurance”, en expediciones tan trágicas como legendarias. El noruego Roald Amundsen viajó en el “Fram”, el buque polar más avanzado de su época, para luego continuar en trineo hacia la conquista del Polo Sur.

Hoy en día un nuevo velero destaca sobre los cielos antárticos, aunque no navega por el mar, sino que se desliza sobre el hielo y la vela que lo impulsa es en realidad una cometa multicolor. Se trata del “Trineo del Viento” y quién sabe si estará llamado a emular a sus prestigiosos antecesores.

La nave diseñada y conducida por Ramón Larramendi desarrolla una idea que proviene de las primeras expediciones polares: aprovechar la fuerza de los potentes y casi constantes vientos catabáticos para impulsar trineos a través de las grandes planicies heladas. El propio capitán Scott y sus compañeros lo intentaron en el regreso desde el Polo Sur, durante su dramática y fatal carrera contra el invierno y el hambre. Pero el Trineo del Viento ha reunido los enormes avances técnicos de las últimas décadas y la extraordinaria experiencia como explorador polar de su inventor para culminar con éxito esta vieja idea. La nave de Ramón Larramendi ha atravesado la Antártida y Groenlandia, batiendo todos los récords de velocidad en ambos extremos del mundo y recorriendo miles de kilómetros sin más fuerza motriz que los gélidos vientos polares.

Los científicos debemos tomar nota de este nuevo vehículo que nos permite penetrar en lo más profundo de la Antártida y cubrir distancias enormes con un mínimo apoyo logístico y 0.0 emisiones. Las posibilidades que se abren a los estudiosos de la física, la glaciología y la atmósfera antárticas son evidentes. También el estudio de las perturbaciones químicas en la atmósfera polar provocadas por la actividad industrial en otras zonas del planeta, puede beneficiarse del muestreo desde una plataforma limpia y capaz de desplazarse grandes distancias. Como biólogo, imagino grandes posibilidades en la búsqueda de los diminutos propágulos vitales que extienden la vida sobre nuestro planeta. En la límpida atmósfera antártica flotan, sin duda, las esporas que permiten colonizar a musgos tropicales las fumarolas de los volcanes antárticos o a los líquenes crecer sobre rocas aisladas recién descubiertas de hielo, pero los datos que tenemos sobre ellas son escasísimos. El “Trineo del Viento” sería el mejor instrumento para llevar a cabo esta pesca sutil de las partículas vitales que siembran el mundo.

*Leopoldo García Sancho es catedrático de Botánica en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid. Coordinador de ECOTER (grupo internacional de estudio de la flora en la Antártida). Premio Príncipe de Asturias de Cooperación como miembro del SCAR (Comité Científico Antártico)