Los científicos del Centro de Astrobiología, con el Trineo de Viento

Los científicos del Centro de Astrobiología, con el Trineo de Viento

ROSA M. TRISTÁN

«¿Pero cómo podemos los científicos acceder a utilizar el Trineo de Viento?» Esta es la pregunta, aún sin respuesta, que se planteaban algunas de las investigadoras asistentes al seminario organizado en el Centro de Astrobiología (Inta-CSIC) para informar sobre los resultados de la expedición Antártida Inexplorada 2018-2019, culminada hace seis semanas. Ramón Larramendi e Hilo Moreno fueron los encargados de resolver todas las dudas y comentar los logros de una travesía que figura entre las pocas realizadas en la Antártida Oriental con miles de kilómetros de recorrido, apenas tres desde el año 2003.

Tras una introducción en la que Larramendi explicó las características del vehículo y sus antecedentes, el explorador polar destacó la consecución de tres grandes retos, más allá de haber logrado recorrer 2.538 kms en 52 días. «Ha sido un reto técnico, al demostrar que el Trineo de Viento es eficaz, que funciona sin sufrir daños; el reto geográfico, al movernos por el lugar más complicado del continente, con menos viento y además en ascenso; y el reto científico, porque llevábamos a bordo 10 proyectos, la mitad de los que son una campaña polar española en total», señalaba. Larramendi, asimismo, explicó que tras Antártida Inexplorada está claro que debe darse un paso adelante para incorporar el eco-vehículo polar al sistema científico español, lo que permitirá seguir incorporando novedades, como aumentar el peso de la carga hasta 3.000 kilos.

Hilo Moreno fue el encargado de explicarles los resultados científicos de los 10 proyectos. «Fuimos con bastante incertidumbre de lo que podía pasar con tantos dispositivos a tan bajas temperaturas y con los golpes del traqueteo del Trineo de Viento. Pero todo funcionó, nada se estropeó. Y eso ya es un éxito. Además, hemos traído muchos datos de un área muy desconocida», comentó. A continuación, fue relatando los trabajos realizados en cada uno de los proyectos, incluidos los dos relacionados con el propio Centro de Astrobiología. También las principales dificultades con las que se encontraron, debido a las condiciones extremas en las que tenían que trabajar, a menudo con guantes muy finos y temperaturas de 40º C bajo cero. «El tema de las manos y el frío no está solucionado. El trabajo fino exige tener los dedos libres y otras veces con guantes de látex que no aislan», reconocían los expedicionarios.

Los proyectos del CAB fueron el llamado MEDA, un sensor que irá en la misión a Marte de la NASA Mars2020, que se activó siempre que el trineo se paraba para registrar cada día entre 10 y 12 horas de datos; y el proyecto SOLID, para detectar vida extraterrestre, que les dió más trabajo. «Se querían hacer cinco muestreos, pero al final sólo pudimos realizar tres. De uno pudimos enviar la foto con el resultado desde allí, lo que fue todo un éxito», apuntaba Moreno.

Los expedicionarios rememoraron algunos de los momentos más complicados del viaje, como la «crisis de los hornillos», que estuvo a punto de acabar con la expedición y que al final fue superada.

Durante casi una hora, los científicos del CAB han preguntado por los detalles. Han mostrado interés por el futuro del proyecto: «A la vuelta nos recibió el ministro Pedro Duque y ha comenzado un grupo de trabajo para integrarlo en el programa polar español, así que somos optimistas», señaló Larramendi, quien comentó también el importante impacto internacional que ha tenido. Señaló que para su funcionamiento, serían necesarios unos 250.000 euros para mantener su estructura, y que una expedición antártica cuesta unos 350.000 euros y una en el Ártico unos 150.000 euros. «Con ello, España estaría haciendo ciencia donde ahora no hay programas estables».

Reconoció que el éxito del Trineo de Viento se basa en su sencillez («En los polos no hay que dejarse seducir por cosas sofisticadas, hay que grabárselo con fuego») y que «aunque la imagen no es sexy, sino desconcertante, la verdad es que luego en el terreno es imbatible».

Respecto a los proyectos que podrían desarrollarse, Hilo Moreno destacó que lo importante es el trabajo previo: «Nosotros ya tenemos la experiencia previa sobre lo que funciona, así que las posibilidades son muchas si se prepara con tiempo. Como referencia, e igual que pasa con el trineo de viento, es fundamental diseñar dispositivos robustos y poco sofisticados porque las condiciones son muy duras en la Antártida Oriental, no hay otro lugar comparable en la Tierra».

¿Y hubo aburrimiento?, les preguntaron. «Ni un momento. No hay tiempo para ello porque se acumula mucho cansancio y mucho sueño. Para evitarlo, intentamos llevar unas jornadas muy claras, sin cambios horarios. En esas situaciones el reloj manda para no caer en el caos polar», concluyó Larramendi.