Superados los 3.300 kms, tras cruzar el Círculo Polar Ártico

Superados los 3.300 kms, tras cruzar el Círculo Polar Ártico

Los expedicionarios del Trineo de Viento, liderados por el explorador polar Ramón Larramendi, están a punto de entrar en la recta final del reto geográfico que supone circunvalar Groenlandia por el interior helado a bordo de un vehículo eólico. Esta semana, acaban de superar uno de los hitos de la expedición: cruzar el Círculo Polar Ártico, impulsados por un viento que en las últimas jornadas ha bajado por una elevada e inesperada subida drástica de las temperaturas.

El Trineo de Viento ya ha recorrido unos 3.300 kilómetros de los cerca de 4.500 previstos y esperan culminar la aventura a finales del mes de junio, saliendo del hielo por el mismo punto por el que el equipo (formado por Manuel Olivera, Eusebio Beamonte, Karin Moe Bojsen, Hugo Svenson y el propio Larramendi) entró en el hielo, cerca de la localidad de Kangerlussuaq.

En estos últimos días, los expedicionarios han tenido etapas en las que han superado los 200 kilómetros y otras de ritmo bajo, que se acentúa a medida que se acercan al extremo sur de Groenlandia.  Y es que en sólo 15 días, han pasado de tener temperaturas de hasta 25ºC bajo cero a otras de 3ºC, casi 30º de diferencia. “En todos los años que llevo viajando por esta isla, es la primera vez que tengo tanto calor en el interior del hielo; la subida ha sido prácticamente de un día para otro y provoca que durante las horas de más sol disminuya la intensidad del viento”, afirma Larramendi vía satélite.

Este ‘calor’ ha provocado, además, la descongelación del hielo que había entre los muchos travesaños del trineo. Es entonces cuando han comprobado que algunos de ellos habían sufrido daños al atravesar una dura zona de sastrugis, olas de hielo que se suceden y pueden superar los 70 centímetros de altura. También la nieve, más blanda, dificulta que puedan ir a gran velocidad sin sufrir daños.

“Afortunadamente, aunque nos lleva horas arreglar el trineo, es relativamente sencillo. Es una de las ventajas de no viajar con un vehículo motorizado que requiere piezas sofisticadas. Todo lo podemos solucionar con los materiales que llevamos a bordo sin poner el riesgo que podamos culminar la ruta por culpa de una rotura”, asegura el líder de la expedición, financiada por la agencia de viajes Tierras Polares.

Pese a estas dificultades, el viaje continúa su ruta. En los últimos, han atravesaron en perpendicular la ruta que siguen las expediciones tradicionales, que van de este a oeste de la isla. “Por primera vez en mes y medio encontramos rastros de otros seres humanos en este desierto de hielo. Eran muros de nieve, de los que se levantan para proteger las tiendas de campaña”, explicaban horas después.

También han cruzado el Círculo Polar Ártico,en el 65º Norte 57’, uno de los hitos geográficos que tenían marcados en su calendario.

Con alimentos suficientes para aguantar hasta el final, tan sólo les empiezan a escasear el pan y las galletas, y aseguran que la dieta, basada en comida liofilizada, como la de los astronautas, no les está provocando ningún problema. De hecho, afirman que su salud es buena y su estado de ánimo también, aunque inevitablemente sube y baja con la intensidad del viento.

“Lo más importante es no desesperar, tener paciencia y estar siempre vigilantes para aprovechar el momento en el que suba de intensidad e iniciar la marcha”, señala Manuel Olivera, responsable de tomar datos científicos para el Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC).