trineo de viento 2019

Un informe internacional reconoce que el futuro es el Trineo de Viento

ROSA M. TRISTÁN

Un informe elaborado por científicos de la Universidad de Canterbury (Nueva Zelanda) sobre el futuro de la tecnología en la Antártida ha destacado el importante papel que puede tener en el futuro inmediato el Trineo de Viento (Inuit WindSled) para reducir el impacto humano y la huella de carbono de los planes nacionales antárticos (PNA) en este continente.

El informe refleja que hay 80 bases científicas hoy en la Antártida que deben ser suministradas y que suponen un importante impacto de carbono en el continente más prístino del planeta. Explica cómo, poco a poco, las energías renovables van tomando impulso y sólo entre las bases Australian Mawson y Scott (ambas con parques eólicos instalados) ya se ahorran 463.000 litros de fuel, el 11% del total energético que precisan, gracias a aerogeneradores. Con ello evitan que 1.242 toneladas de CO2 cada año vayan a la atmósfera. También destacan la apuesta de la base belga Princess Elisabeth, más pequeña pero que está diseñada para funcionar al 100% con renovables.

Los investigadores -Ashley Fletcher, Bjorn Battaerd, Francesca Mills, Olivia Rees y Tasman Gillies- recogen en el documento las barreras que impone a los científicos la investigación polar antártica, debido a sus elevados costos por tratarse del lugar más remoto del mundo, su aislamiento y por factores ambientales.

En cuanto al tema del transporte, destacan que la estación de McMurdo usa camiones livianos para el que realizan a corta distancia. Son vehículos que viajan hasta a 4.8 km/ h con un consumo de combustible de 4.25 km/litro de combustible (Programa Antártico de EE. UU, 2010). El uso de vehículos livianos por tierra es común en las bases, lo que brinda la oportunidad de mejorar la eficiencia en una variedad de áreas si se dispone de una opción de reemplazo. De ahí, mencionan, el creciente interés en buscar alternativas como el Trineo de Viento, que consume cero litros y recorre miles de kms a una media de 12-15 Kms/hora.

La investigación señala que la ciencia antártica requiere de un consumo elevado de energía, que históricamente se ha conseguido con la quema de grasa animal, generadores con diésel y energía nuclear. Hoy, los combustibles fósiles son la fuente energética fundamental en bases, transporte, equipos de campos.. Apunta que, a medida que aumentan los programas científicos en el continente, lo hace este consumo y la contaminación. Por ello está en aumento el uso de energías limpias, eólica y solar en las bases, pero también en el transporte.

Debido a la importante cantidad de emisiones producidas por las aeronaves en el pasado reciente, explican como ahora se utilizan más vehículos motorizados que antes. El que usa EEUU en sus bases, les proporciona un peso de 1,8 kilos de suministros por cada litro de diésel gastado, frente a los 0,7 que proporcionaba un avión, así que se ahorran 473,000 litros de combustible en una travesía del Polo Sur, lo mismo que casi 40 travesías terrestres. La cuestión es que, como se señalaba más arriba, estos convoyes de vehículos también contaminan, y mucho.

En 2010, el programa antártico de EE. UU ya planeaba probar camiones eléctricos en la estación McMurdo con el objetivo de aumentar la eficiencia energética y reducir las emisiones. Desde entonces, se han producido nuevos desarrollos en los vehículos ecológicos, entre los que destaca el Trineo de Viento (Inuit WindSled) y el modelo ‘Antártica’ producido por la marca Venturi. A destacar que el ‘Antártica’ de Venturi (un vehículo eléctrico que puede ahorrar 100 barriles de combustible por cada 1.200 km recorridos)  lo promueve la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco, quien también apoya al Trineo de Viento. Apuntan los investigadores que » el uso regular de WindSled (autónomo miles de kilómetros con cero emisiones) y  el Venturi (autónomo en recorridos de 45 kilómetros) podría reducir significativamente la huella de carbono de las expediciones de campo».

«El uso del Trineo de Viento ya ha permitido obtener muestras sin contaminación del medio ambiente circundante. Con el WindSled, las muestras recolectadas se pueden analizar ‘in situ’. Es un laboratorio de energía solar y un transporte para las áreas de almacenamiento. También puede proporcionar una alternativa económica al suministro de  datos de una base , lo que permitiría continuar los esfuerzos de exploración antártica sin grandes inversiones». (Inuit WindSled – Greenland Net, 2018).

El informe apunta que no tomar medidas para evintar entre 600–800 GtC (gigatoneladas) de emisiones de carbono a nivel mundial, volverá la capa de hielo de la Antártida Occidental inestable (Winkelmann, Levermann, Ridgwell y Caldeira, 2015) y que la introducción de vehículos permanentes no contaminantes o con menos emisiones son un fuerte mensaje al mundo de lo que puede hacerse». De hecho, menciona que en recientes presentaciones de investigadores antárticos, los líderes de programas y académicos expresaron interés en el futuro desarrollo de vehículos ecológicos en la Antártida, como el Trineo de Viento.

El documento concluye que para mejorar los impactos ambientales en la Antártida, la respuesta obvia sería aumentar la financiación para los programas polares, algo que no se considera factible dados los recortes actuales, por lo que considera además una ventaja que las alternativas más renovables, además, reduzcan costos. También apuesta por una  mayor colaboración entre bases y programas en el uso de las infraestructuras existentes, en lugar de crear otras nuevas: «La oportunidad de compartir estaciones de verdad tendría múltiples beneficios para los PNA, incluidos los costos compartidos, la reducción del impacto humano, la reducción de las emisiones de carbono y el aumento de los recursos para la ciencia».

Y concluye que las alternativas que usan energías renovables son factibles, tanto en tecnologías de gestión de residuos, como de transporte (el Trineo de Viento):

«Las tecnologías elegidas resaltan la oportunidad para que los programas antárticos nacionales reduzcan su impacto físico, huella de carbono, mejoren las prácticas científicas y fomenten la colaboración en la Antártida»

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